Finalmente salió a la cancha el nuevo billete de $2.000 que pronto encontraremos en Santa Fe. En medio de un contexto de inflación sin tregua, el Directorio del Banco Central (BCRA) dio luz verde al nuevo ejemplar de curso legal, que pasó a ser el de mayor denominación de la línea Peso en la Argentina.
Así, en tan solo poco más de 5 años, el hornero de $1.000, quedó relegado en la segunda posición.
Dependiendo el tipo de cambio que se tome, el nuevo billete de $ 2.000 equivale a unos US$ 8,16 a la cotización oficial o tan solo US$4 al valor del blue.
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Nuevo billete: cómo impacta en la economía
Según sostuvo la autoridad monetaria, el billete de mayor valor tendrá un impacto positivo para la economía, ya que “permitirá mejorar el funcionamiento de los cajeros automáticos” y “optimizar el traslado del efectivo y el manejo de caudales”.
Pero principalmente le dará algo de respiro a la Casa de la Moneda, entidad encargada de la producción de los billetes argentinos, reduciendo el costo de impresión del papel moneda, ante las necesidades de millones de ejemplares que demanda a diario el Tesoro.
Con el nuevo billete de 2.000 pesos, el BCRA mejorará un poco el funcionamiento de los cajeros automáticos y el traslado del efectivo, además de los costos de impresión.
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¿Qué podríamos comprar con el nuevo billete en Santa Fe?
Si nos vamos al supermercado, tomando como referencia la canasta de productos de consumo masivo que releva el IPEC en Santa Fe, (utilizando precios de abril) con el nuevo ejemplar, un santafesino podía intercambiar el billete de mayor valor eligiendo solo entre algunas opciones:
El presupuesto se agotaría con 4 kilos y medio de pan francés o casi 9 kilos de arroz. Con los precios actuales, podría elegir comprar solo 2 botellas de aceite y no nos alcanzaría para adquirir 8 paquetes de fideos.
Si quisiera pasar por la carnicería, para llegar al kilo de asado necesitaría sumarle al nuevo ejemplar, una “Ballena de $200” y un “Sarmiento de $50”, ya que con el billete que hace honor a la ciencia y salud pública en la Argentina, solo se podría comprar unos 860 gramos de carne.
Para hacer rendir el presupuesto con algo más económico, podríamos cambiarlo por más de 2 kilos de pollo.
Si pasamos a los lácteos, compraríamos menos de 7 litros de leche o 640 gramos de queso sardo.
De la heladera tendríamos que elegir, ya que el presupuesto de $2.000 no nos permite llevar 4 litros cervezas, pero si unas 4 botellas de litro y medio de gaseosa y te sobra un pequeño vuelto.
Podríamos poner cientos de ejemplos más, cómo adquirir un combo de hamburguesa en una cadena de comidas rápidas de Santa Fe, cargar 8 litros de nafta súper o pagar 20 pasajes de colectivo urbano para viajar por la ciudad, eso sí, antes de que aumente.
En conclusión, el nuevo ejemplar que muy pronto empezaremos a utilizar saldrá al mercado muy castigado.
Así es el nuevo billete de $2.000
Los retratos de Grierson y Carrillo en el anverso, mientras que en el reverso se representa al edificio del Instituto Nacional de Microbiología Dr. Carlos G. Malbrán, en homenaje a la ciencia y a la Salud Pública en la Argentina.
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