menu
search
Economía trabajo | Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación | Argentina

En la Argentina hay 4,5 millones de asalariados informales, que sobreviven con ingresos debajo de la línea de pobreza

El deterioro del mercado laboral en la Argentina dejó a los asalariados informales, que son 4,5 millones de personas, en condiciones de trabajo precarias y con ingresos por debajo de la línea de pobreza. Un emergente de una economía que cruje.

Cuatro de cada 10 asalariados privados trabajan en la informalidad. Son 4,5 millones de personas, el 9,9% del total de la población o el 21,4% de la Población Económicamente Activa (PEA). La mayoría son menores de 30 años, cuyo nivel educativo es secundario, completo o inferior. En los hogares donde al menos uno o una de sus responsables es asalariado informal, la pobreza alcanza el 48%, de acuerdo a un Informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC)

En promedio, el asalariado informal tiene una remuneración inferior al Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM), con solo algunas excepciones en las que el salario promedio lo supera y en ningún caso lo duplica. Esta situación es aún más grave si se tiene en cuenta que el empleador no realiza contribuciones patronales, ni el trabajador aportes, para la jubilación y la obra social.

Los rubros del servicio doméstico, comercio y construcción son los que mayor cantidad de trabajadores informales presentan con remuneraciones promedio inferiores al SMVM.

El informe define al trabajo asalariado informal como “aquel que se realiza bajo la subordinación o dependencia de una persona física o jurídica, pero que no se encuentra enmarcado dentro de la normativa laboral y por el cual el trabajador no recibe ni realiza contribuciones a la seguridad social. Es decir, el trabajo asalariado informal no posee la protección y derechos que sí tiene el trabajo formal, emanada de la normativa laboral.

rosarinos santa fe mas.jpg
Es importante desarrollar políticas públicas para capacitar en oficios y lograr que más empresas contraten a los argentinos que sobreviven con changas y trabajos informales.

Es importante desarrollar políticas públicas para capacitar en oficios y lograr que más empresas contraten a los argentinos que sobreviven con changas y trabajos informales.

Por tal motivo, se trata de trabajadores/as vulnerables a la estabilidad laboral y, en muchos casos, sus retribuciones pueden encontrarse por debajo de los niveles mínimos que permitan cubrir las necesidades básicas, lo que los expone a situaciones de pobreza”.

Los datos del informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso, preocupan:

  • Casi la mitad de los hogares en donde al menos uno de los responsables del hogar es un asalariado informal, se encuentran en situación de indigencia o pobreza. Esta situación se atenúa en aquellos hogares donde el otro miembro de la pareja tiene un trabajo formal (asalariado o no), o bien ya se encuentra jubilado.
  • Las situaciones económicas más dificultosas son observadas en los hogares en los que el asalariado informal convive con un desocupado o con un inactivo en edad de trabajar, alcanzando en estos casos altos niveles de indigencia, superiores al 20%, y muy altos niveles de pobreza no indigente, superiores al 50%.
  • El 73% de estos trabajadores se desempeña en establecimientos que prestan servicios y el 27% que producen bienes. El ingreso promedio individual por trabajador/a es inferior a un salario mínimo, vital y móvil.
  • Entre los asalariados informales se observan mayores porcentajes de informalidad en los jóvenes. En otros términos, su entrada al mercado laboral se da fundamentalmente a través de empleos informales. Posteriormente, la informalidad decrece conforme se avanza en edad. Ello puede deberse, por un lado, al traspaso al mercado formal (esto ocurre hasta los 40 años aproximadamente) y al aumento en el trabajo no asalariado. Por otro lado, en edades más avanzadas, puede deberse también al traspaso al desempleo e inactividad de personas mayores de 40.
  • Del análisis por género, se aprecia mayor presencia de hombres en empleos informales en las edades más jóvenes, que se revierte a partir de los 29 años. A partir de esta edad, son las mujeres las que registran mayores niveles de informalidad a lo largo de toda su vida activa. Nuevamente, se puede asociar esto a los efectos de la maternidad. Es decir, mujeres con niños y niñas a cargo tienen mayor probabilidad de tener un empleo en el sector informal, que por lo general son más flexibles o requieren de una menor carga horaria, situación que les permite compatibilizar el trabajo remunerado con el trabajo en el hogar.
  • El análisis del nivel educativo, por su parte, muestra las siguientes características: al igual que lo observado para el trabajo formal (tanto asalariado como no asalariado), las mujeres presentan mejores niveles educativos que los varones. No obstante, el porcentaje de personas con formación universitaria resulta ampliamente inferior para ambos sexos en comparaciones con los que tienen un trabajo formal, demostrando cierta vinculación entre el nivel educativo y la calidad de las condiciones de trabajo.

Los datos, en definitiva, confirman el fuerte deterioro del empleo, especialmente en el rubro de los asalariados informales.