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Jeanette Campbell, la primera mujer argentina que ganó una medalla olímpica

En una época donde las mujeres enfrentaban todo tipo de restricciones para practicar deportes, sobre todo en la alta competencia, esta brillante nadadora –francesa de nacimiento y argentina por elección– derribó barreras y prejuicios de todo tipo y, en los Juegos de Berlín 1936, conquistó la presea de plata en los 100 metros libre, convirtiéndose en la primera atleta nacional en alcanzar tamaño logro.

Los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna fueron los de Atenas 1896 y, a partir de ahí, la cantidad de participantes y de disciplinas crecieron sostenidamente. En la capital de Grecia solo compitieron 241 atletas masculinos, sin mujeres, las que recién se sumaron en los Juegos siguientes –París 1900–, en los que hubo 22 damas participantes.

Los primeros Juegos en los que la Argentina –uno de los 12 países, y único iberoamericano, que en 1894 fundaron el Comité Olímpico Internacional– envió una delegación oficial fueron los de París 1924, seguidos por los de Amsterdam 1928 y Los Angeles 1932.

¿Y qué tienen en común todas estas delegaciones nacionales? Que en ninguna hubo una mujer, ya que eran épocas en las que existían todo tipo de restricciones culturales, reglamentarias y hasta legales para ello.

Recién en los de Berlín 1936, una dama competiría representando a nuestro país, marcando hitos por doquier –en la capital alemana se convirtió en la primera mujer argentina que ganó una medalla olímpica, nada menos– y, con justicia, se transformó en un emblema por ser una de las pioneras en la inclusión femenina en todos los deportes, en la Argentina y en muchos países del mundo.

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Jeanette fue tapa de El Gráfico varias veces y, esta, corresponde a la edición 766, del 17 de marzo de 1934. Hacía nueve días que había cumplido 18 años, y ya era campeona argentina y sudamericana de los 100 metros libre, una de las pruebas en las que obtuvo más victorias en su brillante carrera.

Jeanette fue tapa de El Gráfico varias veces y, esta, corresponde a la edición 766, del 17 de marzo de 1934. Hacía nueve días que había cumplido 18 años, y ya era campeona argentina y sudamericana de los 100 metros libre, una de las pruebas en las que obtuvo más victorias en su brillante carrera.

Esta mujer fue y será sinónimo de grandeza y, con absoluta justicia, ocupa un sitial de honor en el Olimpo de los deportistas nacionales de todos los tiempos. Francesa de nacimiento, argentina por elección, Jeanette Campbell continúa siendo el ejemplo donde las nuevas generaciones se inspiran con su ejemplo.

La natación fue su elección

Jeannette Morven Campbell –tal su nombre completo– nació el 8 de marzo de 1916 en Saint-Jean-de-Luz, a orillas del mar Cantábrico, al suroeste de Francia, cerca del límite con España. La familia se encontraba de paseo en Europa en 1914 pero, debido al estallido la Primera Guerra Mundial –donde, en medio de la cual, nacieron Dorothy, su hermana mayor, la propia Jeanette, y Kathleen, la menor de las tres–, recién pudieron regresar a la Argentina en 1918, cuando cesaron las hostilidades.

Su padre, John, era un escocés cuya familia se había radicado en Pigüé cuando él tenía 2 años, y poseía campos en Bahía Blanca; su madre, argentina, era nieta de Mary Elizabeth Gorman, una de las 65 maestras a las que el por entonces presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento, trajo desde los Estados Unidos a partir de 1869 para mejorar el nivel educativo nacional.

Viajaron de regreso al país en un barco donde, un brote de gripe española, terminó con la vida de 40 pasajeros. Instalados en el barrio de Belgrano R de la capital Federal, desde pequeña jugó al hockey sobre césped en la Belgrano Girls School pero, finalmente, junto con sus hermanas se volcaría definitivamente a la natación en el Belgrano Athletic Club. La que más influyó en su elección fue Dorothy, quien en 1928 se consagraría campeona argentina en los 100 metros libre, con una marca de 1’33”2/10.

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El 9 de junio de 1936, Jeanette se embarcó en el Cap Ancona y, de este modo, se convirtió en la primera mujer en integrar una delegación olímpica argentina, compuesta por 51 atletas: 50 hombres…, y ella. La travesía por el Atlántico duró tres semanas, donde compartía las mesas del comedor con los varones.

El 9 de junio de 1936, Jeanette se embarcó en el Cap Ancona y, de este modo, se convirtió en la primera mujer en integrar una delegación olímpica argentina, compuesta por 51 atletas: 50 hombres…, y ella. La travesía por el Atlántico duró tres semanas, donde compartía las mesas del comedor con los varones.

En 1928 y, con solo 12 años, Jeanette debutó con un triunfo en la categoría Menores y, más adelante, junto con Dorothy, derrotaron a la posta del Club Atlético San Isidro (CASI), una de las mejores instituciones de la natación argentina de esos tiempos.

"Nosotras nos formamos solas como nadadoras, ya que el club, por la política amateur que tenía, se negaba a contratar entrenadores para esta disciplina. Por otra parte, nadábamos solamente durante los meses de verano, pues el club no tenía pileta cubierta", recordaría Jeanette sobre sus comienzos en esta disciplina.

Merced a su sostenido crecimiento, el 10 de marzo de 1932 ganó su primer título argentino en los 100 metros libre (estableciendo además un nuevo récord sudamericano, y con solo 16 años de edad), al registrar 1'18"6/10, y lo hizo ante rivales de la talla de Alicia Laviaguerre, Elena Tuculet, Margarita Talamona, Celia e Inés Milberg y Dora Rhodius.

Al año siguiente perdió por primera vez (Jeanette solo sufriría tres derrotas en su formidable campaña) ante Laviaguerre, a quien escoltó en la prueba de los 100 metros en el campeonato argentino, certamen que se adjudicaría nuevamente en 1934 y 1935.

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Todas las competencias de natación (junto con las de saltos ornamentales y waterpolo) de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 se disputaron en la imponente piscina del Reichssportfeld Schwimmstadion, con capacidad para 20.000 espectadores.

Todas las competencias de natación (junto con las de saltos ornamentales y waterpolo) de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 se disputaron en la imponente piscina del Reichssportfeld Schwimmstadion, con capacidad para 20.000 espectadores.

En ese mismo 1935, Campbell sería la gran figura en el Sudamericano de Río de Janeiro, Brasil, que se disputó en el Club de Regatas Guanabara, y que marcó otro importante hito, ya que fue la primera vez que se les permitió a las mujeres participar en estos torneos, donde compitieron en seis pruebas.

En dicha ciudad, Jeanette conquistó tres oros: en los 100 libre, con 1'08", y en los 400 libre, con 5'47"8/10 (ambos con récord subcontinental) y, además, en la posta 4x100 libre, junto con Celia Milberg, Úrsula Frick y Alicia Laviaguerre, con una marca de 5’11”5/10.

En este mismo certamen también se destacó la rosarina Marjorie Kathleen Seaton (madre de Verónica Alfonso, nacida el 2 de julio de 1952, una de las mejores jugadoras de hockey sobre césped de nuestra historia, y subcampeona mundial en 1972, 1974 y 1976), que obtuvo la medalla de plata en los 200 metros pecho, detrás de la brasileña Maria Lenk.

Asimismo y, ya pensando en los Juegos Olímpicos, que se disputarían en Berlín al año siguiente, Campbell se nacionalizó argentina. Por otra parte, comenzó a trabajar como secretaría administrativa en el Frigorífico Swift y, partir de ese momento, repartió su tiempo entre sus obligaciones laborales y el entrenamiento en una época donde no era nada habitual que una mujer trabajara y practicara un deporte.

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La final se disputó el 10 de agosto de 1936, donde Jeanette (que compitió en el andarivel 6) ingresaría en la Historia. La ganadora fue la holandesa Hendrika Wilhelmina (Rie) Mastenbroek, con 1’05”9/10 (récord olímpico), escoltada por la argentina (foto), que marcó 1’06”4/10 (plusmarca sudamericana, que recién sería batida 28 años más tarde).

La final se disputó el 10 de agosto de 1936, donde Jeanette (que compitió en el andarivel 6) ingresaría en la Historia. La ganadora fue la holandesa Hendrika Wilhelmina (Rie) Mastenbroek, con 1’05”9/10 (récord olímpico), escoltada por la argentina (foto), que marcó 1’06”4/10 (plusmarca sudamericana, que recién sería batida 28 años más tarde).

Trabajaba de lunes a viernes de 9 a 12 y de 14 a 18. Recién después de esa hora y, lógicamente, cansada, se lanzaba a la pileta. También trabajaba los sábados por la mañana y, además, nunca dispuso de una semana completa para entrenarse.

Cuando ingresó en la Historia

El 9 de junio de 1936, Jeanette se embarcó en el Cap Ancona y, de este modo, se convirtió en la primera mujer en integrar una delegación olímpica argentina, compuesta por 51 atletas: 50 hombres…, y Campbell. Sus brillantes antecedentes deportivos y títulos obtenidos le permitieron viajar a Alemania, mientras que otras deportistas y hasta su novio, Roberto Guillermo Peper –quien había participado en los Juegos de Los Ángeles 1932 en la posta de 4x200 libre, además de haber establecido varios récords argentinos y sudamericanos en espalda, y que estaba clasificado para Berlín 1936–, no pudieron hacerlo por las restricciones presupuestarias que impidieron enviar un contingente mayor.

La travesía por el Atlántico duró tres semanas y, Jeannette, quien compartía las mesas del comedor con los varones, rememoró años después: "Nunca me aburrí tanto en la vida. Eran 50 hombres, muchos mayores que yo (Campbell era la más joven del contingente, con 20 años), y hablaban de sus cosas, que a mí no me interesaban en absoluto. Me la pasaba todo el día practicando en una pequeña piscina del barco atada a una soga, y, en una pileta de dos metros de largo, yo braceaba y me entrenaba así".

Y reveló: “Nosotras, las mujeres, vivíamos en un sector cerrado donde estaban todas las pistas y las piletas. Como habíamos llegado con tanta anticipación, nos pusieron una casa donde convivíamos 25 mujeres y allí nos hicimos muy amigas con otras deportistas. En ese lugar nos atendían y nos cuidaban como a reinas”.

Los Juegos comenzaron el 1 de agosto con una gran fiesta –marcada por una fuerte impronta militar, y que luego se proyectaría en todos los cines del mundo– desarrollada en el estadio Olímpico, colmado por 110.000 espectadores. "Jamás se me borrará el recuerdo de esta inauguración, a pesar de lo poco que tuvo que ver con el deporte, y me sentí orgullosa de desfilar detrás de mi bandera (que portó el santafesino Juan Carlos Zabala, oro en maratón en Los Ángeles 1932), única mujer, y delante del equipo masculino", agregó.

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El podio de los 100 metros libre femenino de Berlín 1936, con Jeanette Campbell (plata) en el fondo; la holandesa Hendrika Wilhelmina (Rie) Mastenbroek (oro, en el centro), y la alemana Gisela Arendt (bronce, en primer plano).

El podio de los 100 metros libre femenino de Berlín 1936, con Jeanette Campbell (plata) en el fondo; la holandesa Hendrika Wilhelmina (Rie) Mastenbroek (oro, en el centro), y la alemana Gisela Arendt (bronce, en primer plano).

El 8 de agosto, Jeannette –delgada, de físico estilizado, brazos largos y una estatura de 1,70 metro– debutó en los Juegos al disputar la 3ª serie eliminatoria de los 100 metros libre en la imponente piscina del Reichssportfeld Schwimmstadion, en la que enfrentó –y superó– a la campeona alemana, Gisela Arendt y, con una marca de 1’06”8/10, estableció los nuevos récords argentino y sudamericano.

Al día siguiente, la nadadora argentina venció en las semifinales a una de las candidatas al oro, la holandesa Willie den Ouden, mejorando en 2/10 su registro del día anterior.

La final se disputó el 10 de agosto a partir de las 15, ante 20.000 espectadores, donde Jeanette (que compitió en el andarivel 6) ingresaría en la historia. Las más duras rivales eran den Ouden (en el 4); su compatriota, Hendrika Wilhelmina (Rie) Mastenbroek (5), y la local Arendt (7).

Campbell no largó bien y quedó última pero, a los 25 metros, ya se ubicaba tercera, alcanzando la punta a mitad de la carrera, junto con Arendt. Pero fue allí donde Mastenbroek, quien había quedado relegada al sexto lugar, aceleró cada vez más su ritmo y, tras superar en el sprint final a den Ouden, Arendt y Campbell, ganaría la prueba con un tiempo de 1’05”9/10, nuevo récord olímpico.

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El 14 de agosto, cuatro días después de haber conquistado su medalla de plata, Jeanette sumaría un nuevo galardón: en votación unánime, todos los periodistas del mundo acreditados en estos Juegos, la distinguieron como Miss Olympic, entregándole un plato con los aros olímpicos y la inscripción

El 14 de agosto, cuatro días después de haber conquistado su medalla de plata, Jeanette sumaría un nuevo galardón: en votación unánime, todos los periodistas del mundo acreditados en estos Juegos, la distinguieron como Miss Olympic, entregándole un plato con los aros olímpicos y la inscripción "A la reina de la belleza - Berlín 1936".

Por su parte, Jeanette conquistaría la medalla de plata con un registro de 1’06”4/10 (nueva plusmarca sudamericana, que recién sería batida 28 años más tarde), convirtiéndose en la primera mujer argentina que se adjudicó una presea en la historia olímpica nacional. No solo eso: también lo fue de Latinoamérica y, además, se convirtió en la primera medallista olímpica de habla hispana de todos los tiempos.

Deberían pasar 20 años para que hubiera una nueva medallista latinoamericana: en los Juegos de Melbourne 1956, la lanzadora de jabalina chilena Marlene Ahrens Ostertag se alzó con la presea de plata. Por su parte, la alemana Arendt, con 1’06”6/10, se llevó el bronce y completó el podio de los 100 libre femenino.

Asimismo, su logro en Alemania fue tan trascendente e importante que, durante todo el siglo XX, solo dos argentinas más ganaron una medalla olímpica: la atleta bonaerense Noemí Simonetto (plata en salto en largo en Londres 1948, y la tenista capitalina Gabriela Sabatini (plata en singles en Seúl 1988).

En la capital alemana, Mastenbroek obtendría en total tres medallas de oro (además de los 100 libre, ganó los 400 y los 4x100 libre) y una de plata (en los 100 espalda) y sería una de las figuras de los Juegos, donde el estadounidense Jesse Owens brilló como nadie: se impuso en los 100 y 200 llanos (esta última prueba con nuevo récord mundial), en salto en largo (con récord olímpico), y la posta 4x100, con plusmarca universal incluida.

El 14 de agosto, cuatro días después de haber conquistado su medalla de plata, Jeanette sumaría un nuevo galardón: en votación unánime, todos los periodistas del mundo acreditados en estos Juegos, la distinguieron como Miss Olympic, entregándole un plato con los aros olímpicos y la inscripción "A la reina de la belleza - Berlín 1936".

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Con su medalla de plata en natación, Jeanette se convirtió en la primera mujer argentina que se adjudicó una presea en la historia olímpica nacional. No solo eso: también lo fue de Latinoamérica y, además, se convirtió en la primera medallista olímpica de habla hispana de todos los tiempos.

Con su medalla de plata en natación, Jeanette se convirtió en la primera mujer argentina que se adjudicó una presea en la historia olímpica nacional. No solo eso: también lo fue de Latinoamérica y, además, se convirtió en la primera medallista olímpica de habla hispana de todos los tiempos.

Campbell siempre recordaba un hecho particular en estos Juegos: "Cuando a la Villa Olímpica llegaba (Adolf) Hitler –Führer (Líder) de Alemania desde 1934 y que, en 1939, desataría la horrorosa Segunda Guerra Mundial–, la gente corría para verlo y nosotros también. Éramos muy jóvenes y, por suerte, no entendíamos nada de política".

También rememoraría que, un día, Hermann Göring, comandante en jefe de la Luftwaffe, se acercó a la pileta y la quiso saludar: "En inglés me preguntó de dónde venía, y yo le contesté «de Argentina»; él me dijo «¡Uh, qué lejos estás de casa!»"

Su vida después de Berlín 1936

Campbell brilló en el Sudamericano de 1936 en Lima, Perú y, en el de Montevideo, Uruguay, de 1937, conquistó dos preseas de oro y una de plata, ya que sufrió la tercera y última derrota de su carrera deportiva.

En marzo de 1939, disputó su último Argentino en la pileta de 25 metros de la Asociación de Comercio e Industria, logrando un triplete de oro al ganar los 100, 200 y 400 libre. Ese mismo año, en Guayaquil, Ecuador, se despidió de los Sudamericanos al adueñarse del oro en los 100, 200 y 400 libre, y en la posta 4x100.

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Esta inigualable mujer, cuyo nombre quedó atesorado para todos los tiempos a partir de 1991, cuando ingresó en el prestigioso International Swimming Hall of Fame (Hall de la Fama de la Natación, sito en Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos), nos dejó el 15 de enero de 2003, a los 86 años.

Esta inigualable mujer, cuyo nombre quedó atesorado para todos los tiempos a partir de 1991, cuando ingresó en el prestigioso International Swimming Hall of Fame (Hall de la Fama de la Natación, sito en Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos), nos dejó el 15 de enero de 2003, a los 86 años.

Cuando Jeanette se preparaba para los Juegos Olímpicos de 1940, que se disputarían en Helsinki, Finlandia (después de que la sede inicial, Tokio, desistiera de organizarlos), estalló la Segunda Guerra Mundial y fueron suspendidos. Por ello, tomó dos decisiones de vida: se retiró de la actividad (invicta en Sudamérica en los 100 y 200 libre) y, en 1941, se casó con Roberto Peper.

Durante su extraordinaria carrera deportiva, Campbell logró 12 títulos sudamericanos, 13 argentinos y, además, sumó 12 marcas subcontinentales –siete de ellas en los Sudamericanos de los que tomó parte– y más de 20 nacionales.

Jeanette tuvo tres hijos: Inés, Roberto y Susana Norma. Esta última emuló a su madre al obtener en 1960 –década en la que fue la mejor nadadora argentina– el récord sudamericano en los 100 metros pecho, con solo 13 años de edad y, a la vez, protagonizando un hecho histórico: madre e hija poseían récords subcontinentales al mismo tiempo.

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Entre los incontables reconocimientos que recibió a lo largo de su vida, Campbell recibió el Premio Konex en 1990; el natatorio cubierto del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD, foto) lleva su nombre y, por su brillante trayectoria nacional e internacional, el Senado de la Nación le entregó en 2000 el premio Delfo Cabrera.

Entre los incontables reconocimientos que recibió a lo largo de su vida, Campbell recibió el Premio Konex en 1990; el natatorio cubierto del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD, foto) lleva su nombre y, por su brillante trayectoria nacional e internacional, el Senado de la Nación le entregó en 2000 el premio Delfo Cabrera.

En reconocimiento a su trayectoria, el Comité Olímpico Argentino (COA) designó a Jeannette como abanderada de la delegación argentina para los Juegos de Tokio 1964, en los que su hija Susana participó como nadadora. “Aquello fue sensacional. Entrar con la bandera argentina sabiendo que mi hija estaba detrás, en el grupo, fue algo fuera de serie, uno de los mejores recuerdos de mi vida”, revelaría Campbell.

Asimismo, su marido llegó a ser vicepresidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y presidente de la Cámara de Corredores de Bolsa de la Capital Federal. Acompañado por Jeanette –quien siempre permaneció ligada al deporte–, fue secretario de la Fundación Argentina del Deporte, miembro del Comité Olímpico Internacional de 1977 a 1999 y, posteriormente, miembro honorario del COI, en el que trabajó en la Comisión para la Academia Olímpica.

Entre los incontables reconocimientos que recibió a lo largo de su vida, Campbell recibió el Premio Konex en 1990; el natatorio cubierto del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) lleva su nombre y, por su brillante trayectoria nacional e internacional, el Senado de la Nación le entregó en 2000 el premio Delfo Cabrera.

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Durante su extraordinaria carrera deportiva, Jeanette Campbell logró 12 títulos sudamericanos, 13 argentinos y, además, sumó 12 marcas subcontinentales –siete de ellas en los Sudamericanos de los que tomó parte– y más de 20 nacionales.

Durante su extraordinaria carrera deportiva, Jeanette Campbell logró 12 títulos sudamericanos, 13 argentinos y, además, sumó 12 marcas subcontinentales –siete de ellas en los Sudamericanos de los que tomó parte– y más de 20 nacionales.

Esta inigualable mujer, cuyo nombre quedó atesorado para todos los tiempos a partir de 1991, cuando ingresó en el prestigioso International Swimming Hall of Fame (Hall de la Fama de la Natación, sito en Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos), nos dejó el 15 de enero de 2003, a los 86 años.

El destino quiso que Jeanette Morven Campbell viniera al mundo el 8 de marzo, cuando se conmemora el Día de la Mujer y, precisamente, su inmenso legado no solo la relaciona con la natación –donde fue una auténtica grande en todos los sentidos– sino que, también, como aquella dama que se animó a abrir las puertas que fueran necesarias e impulsar a otras a hacer realidad sus sueños. Y vaya que lo logró.