La selección argentina de voley masculino volvió a subirse al podio de los Juegos Olímpicos después de 33 años, tras la histórica conquista de la medalla de bronce. En un reñido, punto a punto, frente a Brasil, número uno del ranking y último campeón olímpico, los dirigidos por Méndez hicieron historia nuevamente y repitieron la hazaña que este deporte había logrado por única vez, en los Juegos de Seúl 88.
Este resultado deja consigo muchos otros aspectos para la estadística, pero hay un dato más que enorgullece particularmente al deporte de Santa Fe, glorificándolo una vez más. Este plantel tuvo la participación de Luciano de Cecco, atleta nacido de la ciudad de Santa Fe que además de ser galardonado como el mejor armador de estos Juegos Olímpicos, se convirtió en el tercer medallista olímpico nacido en la capital provincial.
Recién llegado al país y mientras hace la cuarentena obligatoria en Capital Federal hasta el martes cuando pueda viajar a Santa Fe a reencontrarse con su familia y amigos, Luciano charló con Aire de Santa Fe sobre cómo vivió estos juegos olímpicos y qué significó alcanzar el podio luego de una competencia tan particular a causa del coronavirus.
"Ganar la medalla no tiene comparación con nada. Subirse a un podio después de 33 años cuando seguramente no muchos pensaban que podíamos ganar algo para nosotros es increíble. Casi todos los partidos los vivimos con la misma intensidad, la misma mentalidad. Sabíamos que teníamos una sola manera de jugar que era ir al límite en todas las jugadas y eso nos hizo contagiar a la gente. La cereza del postre fue colgarse la medalla", aseguró en una charla con Pasan Cosas, programa que conduce cada tarde Adriel Driussi.
En este contexto epidemiológico, el armador dijo que la competencia se hizo particularmente dura y hubo muy pocas chances de encontrarse y compartir con otros atletas en la Villa Olímpica: "Me encerré en mí mismo por 15 días, no he hecho más nada que vivir por y para el voley en estas semanas. Yo fui a competir, a disfrutar se va al viaje de egresados".
Y lejos de ponerse sentimental o nostálgico, Luciano contó que lo primero que sintió una vez que tuvo la presea en su poder fue "tranquilidad de que todos estos años de esfuerzo y amor por la camiseta te regalan un poco de gloria" y señaló que "ojalá este triunfo impulse al voley en general para poder seguir creciendo y sumando. Ahora depende de los dirigentes. Los que gestionan el deporte tendrán que tomar cartas en el asunto para potenciar este resultado al máximo posible".
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