menu
search
Deportes Atletismo | Juegos Olímpicos |

El doping de Ben Johnson, una de las mayores vergüenzas de la historia olímpica

El 24 de septiembre de 1988 y, en la final de los 100 metros de los Juegos de Seúl, el canadiense conquistó el oro y marcó un increíble récord mundial de 9"79/100. Pero, 72 horas después, dio positivo de estanozolol, un esteroide anabólico, por lo que fue descalificado, la plusmarca universal que había establecido quedó sin efecto y, la IAAF, lo suspendió por dos años. Tras su regreso, otro positivo en 1993 determinó su exclusión de por vida de cualquier competencia.

Era el rey indiscutido de los 50, 60 y, especialmente, 100 metros. Campeón y recordman mundial. Y, para ingresar definitivamente en la historia, solo le restaba ratificar semejante supremacía ganando el oro olímpico en la prueba reina del atletismo.

Y eso sucedió el sábado 24 de septiembre de 1988 en los Juegos de Seúl, cuando aplastó a los otros competidores –sobre todo, a su archirrival, el estadounidense Carl Lewis– y, con una marca cuasi extraterrestre de 9”79/1900 para cubrir el hectómetro, propios y extraños se rindieron ante un nueva muestra de su dominio apabullante.

Pero, su gloria, duró menos de 72 horas. El doping, el veneno que llevaba años diseminándose y derramando sospechas sobre el atletismo (y varias disciplinas más), estalló en las primeras planas cuando sus exámenes de orina lo delataron y, tras gozar de las mieles del éxito, se convirtió en el símbolo de la infamia deportiva.

Ben Johnson 1.jpeg
Desde sus inicios en el atletismo –cuando era un adolescente– y, hasta el escándalo en los Juegos de Seúl 1988, el entrenador de Johnson fue Charlie Francis (derecha), quien había sido campeón canadiense en los 100 metros en 1970, 1971 y 1973, e integró el equipo de este país que participó en los Juegos Olímpicos de Munich 1972.

Desde sus inicios en el atletismo –cuando era un adolescente– y, hasta el escándalo en los Juegos de Seúl 1988, el entrenador de Johnson fue Charlie Francis (derecha), quien había sido campeón canadiense en los 100 metros en 1970, 1971 y 1973, e integró el equipo de este país que participó en los Juegos Olímpicos de Munich 1972.

Ningún otro campeón olímpico había caído desde tan alto en tan brevísimo tiempo mientras el mundo, asombrado, contemplaba cómo Ben Johnson –cuesta abajo en la rodada– protagonizaba una de las mayores vergüenzas de la historia olímpica.

Callado y tímido, pero veloz

Benjamin Sinclair Johnson, Jr. nació el 30 de diciembre de 1961 en Falmouth, Jamaica, y fue el quinto de seis hijos de Ben Johnson, Sr., quien se ganaba la vida arreglando teléfonos y, a la vez, con lo producido en su pequeña granja, y Gloria, que era camarera.

Creció jugando en contacto con la naturaleza (le gustaba mucho nadar y correr) pero, como tartamudeaba con frecuencia, era callado y tímido en la escuela. Hasta que 1976, como Gloria quería que sus hijos tuvieran una vida mejor, emigró con Ben y tres de sus hermanos a Scarborough, un distrito en las afueras de Toronto, capital de la provincia de Ontario, Canadá, donde había encontrado trabajo como cocinera.

Ben Johnson 2.jpeg
En el Mundial de Roma 1987, Johnson no solo se llevó el oro en los 100 metros: también estableció una increíble plusmarca universal de 9”83/100, y derrotando a su máximo rival, el estadounidense Carl Lewis (izquierda). Al año siguiente, se enfrentarían nuevamente en la final de los Juegos Olímpicos de Seúl.

En el Mundial de Roma 1987, Johnson no solo se llevó el oro en los 100 metros: también estableció una increíble plusmarca universal de 9”83/100, y derrotando a su máximo rival, el estadounidense Carl Lewis (izquierda). Al año siguiente, se enfrentarían nuevamente en la final de los Juegos Olímpicos de Seúl.

Mientras su padre se quedó en Jamaica, no fue nada fácil para el adolescente Ben, de 14 años, el cambio de las temperaturas caribeñas al gélido invierno con nieve canadiense. Para tratar su tartamudez asistió al Instituto Yorkdale, donde su hermano mayor, Edward (Eddie) le presentó al entrenador Charlie Francis, quien había sido campeón canadiense en los 100 metros en 1970, 1971 y 1973, integró el equipo de este país que en los Juegos Olímpicos de Munich 1972 y, ahora, era entrenador de sprinters.

De la mano de Francis se sumó unió al equipo de atletismo Scarborough Optimists, que se entrenaba en la Universidad de York. "La primera vez que lo vi fue en 1976, pesaba 40 kilos y medía 1,65 metro y, en apenas dos años, ganó 13 centímetros y 18 kilos", recordaría Francis sobre los inicios de Johnson en las pruebas de velocidad, donde rápidamente evidenció sus innatas condiciones.

En 1980 –y ya con la ciudadanía canadiense– fue seleccionado para participar en los Juegos Olímpicos de Moscú pero, por el boicot contra la Unión Soviética (que había invadido Afganistán), no pudo competir.

En 1982 obtuvo dos medallas de plata en los Juegos de la Mancomunidad que se disputaron en Brisbane, Australia: escoltó al escocés Allan Wells en los 100 metros, con un tiempo de 10”05/100 y, junto con Tony Sharpe, Desai Williams y Mark McKoy, integró la posta 4x100 metros, prueba que fue ganada por el equipo de Nigeria, con 39”15/100, mientras que los canadienses registraron 39”30/100.

Ben Johnson 3.jpeg
Johnson complementaba sus entrenamientos en la pista con extenuantes sesiones de pesas, que contribuyeron a su sostenido desarrollo a lo largo de los años. Si bien mide 1,77 metro y pesaba entre 75 y 77 kilos, su cuerpo era muy similar al de un fisicoculturista, con una musculatura excesivamente marcada.

Johnson complementaba sus entrenamientos en la pista con extenuantes sesiones de pesas, que contribuyeron a su sostenido desarrollo a lo largo de los años. Si bien mide 1,77 metro y pesaba entre 75 y 77 kilos, su cuerpo era muy similar al de un fisicoculturista, con una musculatura excesivamente marcada.

En el Mundial de Helsinki 1983 fue eliminado en las semifinales (culminó sexto) y, el oro, quedó en manos del estadounidense Carl Lewis, con 10”07/100, y con quien mantendría una dura rivalidad en los años siguientes.

Récords en su camino a la cima

En 1984, Johnson obtuvo la medalla de bronce en Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984 con un registro de 10”22/100, detrás de los locales Carl Lewis (quien ratificó que, por entonces, el trono del atletismo era suyo, ya que sumó tres oros más, igualando el registro de su compatriota Jesse Owens en Berlín 1936) y Sam Graddy; además, conquistó la misma presea en la posta 4x100 junto con Tony Sharpe, Desai Williams y Sterling Hinds, con un tiempo de 38”70/100.

El 22 de agosto del mismo año, en el Weltklasse Zurich (una reunión anual de atletismo de clase mundial) quebró el récord canadiense de los 100 metros, que era de 10”17/100 y estaba en poder Desai Williams, al establecer 10”12/100.

Ben Johnson 4.jpeg
La final de los 100 metros se disputó en el estadio Olímpico de Seúl el sábado 24 de septiembre de 1988 a las 13.30 (hora local) y, tras una partida explosiva –merced a la impresionante fuerza de sus piernas– Johnson aceleró hasta alcanzar los 43,39 km/h y marcó 9”79/100 (nuevo récord mundial), mientras que Lewis lo escoltó con 9”92/100.

La final de los 100 metros se disputó en el estadio Olímpico de Seúl el sábado 24 de septiembre de 1988 a las 13.30 (hora local) y, tras una partida explosiva –merced a la impresionante fuerza de sus piernas– Johnson aceleró hasta alcanzar los 43,39 km/h y marcó 9”79/100 (nuevo récord mundial), mientras que Lewis lo escoltó con 9”92/100.

El 21 de agosto de 1985, en el mismo certamen suizo y, después de siete derrotas consecutivas, finalmente pudo derrotar a Carl Lewis, quien finalizó cuarto detrás del propio Johnson, Calvin Smith y Desai Williams. Pocas semanas después se impuso en los 100 metros en la Copa del Mundo de Canberra, Australia, con un tiempo de 10” y viento en contra de 0,4 m/s. Este registro fue el segundo mejor de 1985 tras los 9”98/100 de Lewis.

El 15 de enero de 1986, en Osaka, Japón, batió el récord mundial de los 60 metros indoor, con 6”50/100 y, el 31 de mayo siguiente, en San José, California, venció otra vez a Lewis, a quien relegó por 17/100 (10”01/100 a 10”18/100).

Ese año también ganó el oro en los Juegos de la Mancomunidad, celebrados en Edimburgo, Escocia, con 10”07/100 (además se impuso en los 4x100), junto con la medalla de bronce en los 200 metros.

El 9 de julio siguiente, en los Goodwill Games (Juegos de Buena Voluntad) de Moscú, venció a Lewis (quien culminó tercero) con una marca de 9”95/100 y, el 13 de agosto, otra vez en Zurich, volvió a derrotar al estadounidense: Johnson ganó la prueba con un registro de 10”03/100, contra los 10”25/100 de Lewis, que ocupó el último escalón del podio.

Ben Johnson 5.jpeg
Como prueba del dominio en la final de los 100 metros, Johnson comentó poco después que, si no hubiese levantado su brazo derecho para saludar al cruzar la meta, habría sido aún más rápido. En ese momento era el rey indiscutido del atletismo aunque, 72 horas después, su doping sacudiría a todo el mundo.

Como prueba del dominio en la final de los 100 metros, Johnson comentó poco después que, si no hubiese levantado su brazo derecho para saludar al cruzar la meta, habría sido aún más rápido. En ese momento era el rey indiscutido del atletismo aunque, 72 horas después, su doping sacudiría a todo el mundo.

A comienzos de la temporada 1987, Johnson batió los récords del mundo de 50 metros (con 5”55/100) y de 60 metros (6”44/100) y, en marzo, en el Mundial indoor de Indianápolis, Estados Unidos, volvió a quebrar este último registro, ahora con 6”41/100

El 28 de mayo de ese año, relegó otra vez a Lewis: esta vez fue en Sevilla, España, con un tiempo de 10”06/100, contra 10”07/100 del estadunidense. Y, en medio de esta cada vez mayor rivalidad, se enfrentarían nuevamente en el Mundial de Roma, donde Johnson no solo se llevó el oro: estableció una increíble plusmarca universal de 9”83/100.

Para cerrar una temporada extraordinaria, Johnson fue nombrado Atleta del año por The Associated Press tras ganar las 21 pruebas en las que compitió.

El escándalo olímpico

Tras un 1987 de ensueño y, ya consagrado campeón mundial y recordman universal, ¿qué le faltaba a Johnson? El oro olímpico, por el que fue a los Juegos de Seúl 1988, y lo haría ante quien había enfrentado 16 veces en los últimos ocho años, con diez triunfos para Lewis y seis para el canadiense.

La final de los 100 metros se disputó en el estadio Olímpico de la capital surcoreana el sábado 24 de septiembre a las 13.30 (hora local, pero el de máxima audiencia televisiva en América, el continente de donde eran oriundos los dos protagonistas de este duelo imperdible) y, tras una partida explosiva –merced a la impresionante fuerza de sus piernas– Johnson aceleró hasta alcanzar los 43,39 km/h y completó el hectómetro en 9”79/100 (nuevo récord mundial), mientras que Lewis lo escoltó con 9”92/100.

Ben Johnson 6.jpeg
El podio de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, con Johnson en el centro; Carl Lewis (plata, a su derecha), y el jamaiquino-británico Linford Christie (bronce, a su izquierda). Tras el positivo, el canadiense fue descalificado y, la victoria, quedó en poder del estadounidense, con nuevo récord mundial de 9”92/100 incluido.

El podio de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, con Johnson en el centro; Carl Lewis (plata, a su derecha), y el jamaiquino-británico Linford Christie (bronce, a su izquierda). Tras el positivo, el canadiense fue descalificado y, la victoria, quedó en poder del estadounidense, con nuevo récord mundial de 9”92/100 incluido.

Y como prueba de su dominio, Johnson comentó poco después que, si no hubiese levantado su brazo derecho para saludar al cruzar la meta, habría sido aún más rápido. El reinado de Carl Lewis estaba formalmente terminado y, el mundo, ahora estaba a sus pies.

"Este récord se mantendrá durante 50 años, incluso un siglo", disparó Johnson en la conferencia de prensa posterior a la carrera, a la que había llegado tras beber ocho latas de cerveza en dos horas para poder orinar en el control antidoping que cambiaría su vida.

Incluso, el flamante campeón olímpico se había asegurado millonarios ingresos con distintos sponsors que querían asociar sus nombres o marcas con un ganador fuera de serie como Ben Johnson. Pero…

En la tarde del domingo 25, el surcoreano Park Jong-sei, director del laboratorio Antidoping de los Juegos de Seúl, encontró en una muestra sin nombre 80 nanogramos de estanozolol, un esteroide anabólico sintético que, entre otras propiedades, potencia el desarrollo muscular y disminuye el porcentaje de grasa.

Ben Johnson 7.jpeg
Tras la suspensión de dos años y, con Loren Seagrave como nuevo entrenador, Johnson regresó a las competencias en marzo de 1991. Pero ya no era el mismo: en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 (foto), ni siquiera se clasificó para la final de los 100 metros ya que, en la semi, se tropezó en la largada y finalizó último en la serie.

Tras la suspensión de dos años y, con Loren Seagrave como nuevo entrenador, Johnson regresó a las competencias en marzo de 1991. Pero ya no era el mismo: en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 (foto), ni siquiera se clasificó para la final de los 100 metros ya que, en la semi, se tropezó en la largada y finalizó último en la serie.

Park analizó otra vez esta muestra, que nuevamente arrojó positivo. Y, el lunes 26 por la mañana, tras repetir ¡cuatro veces! el examen –ahora con la muestra B–, no tuvo la menor duda de la bomba que estaba a punto de estallar.

A primera hora del martes 27 de septiembre y, en la habitación 2718 del hotel Hilton de Seúl, la secretaria General del Comité Olímpico de Canadá, Carol Anne Letheren, fue la encargada de comunicarles oficialmente a Johnson y su equipo (su madre, Gloria; su manager, Larry Heidebrecht, y su entrenador, Charlie Francis, quien tiempo después reconocería que en los últimos cinco años, junto con el médico George Mario Astaphan, le habían administrado esteroides "unas 50 o 60 veces") la mala nueva.

La noticia se hizo oficial a las 9 (hora local) de ese día aunque, a las 2 de la madrugada, el diario coreano Chosun Daily ya se había enterado y preparó su tapa con el positivo de Johnson. Pero semejante primicia era tan explosiva que no la publicó solo y se la filtró a la agencia France Press. Así, el doping se conoció en el mundo al anochecer en Europa, y primera hora de la tarde en América.

De este modo, el récord de otro planeta de Johnson en Seúl 1988 y que, según él, iba a durar al menos medio siglo, apenas estuvo vigente menos de tres días. Y, sin dudas, este positivo marcó un antes y un después en la historia de los casos de doping.

Ben Johnson 8.jpeg
El diario canadiense Toronto Star publicó que, en una prueba disputada en Montreal el 17 de enero de 1993, Johnson había dado positivo de testosterona: su coeficiente era de 10.3, cuando lo permitido es 6 y, la IAAF (International Amateur Athletic Federation, actual World Athletics), resolvió suspenderlo de por vida por reincidente.

El diario canadiense Toronto Star publicó que, en una prueba disputada en Montreal el 17 de enero de 1993, Johnson había dado positivo de testosterona: su coeficiente era de 10.3, cuando lo permitido es 6 y, la IAAF (International Amateur Athletic Federation, actual World Athletics), resolvió suspenderlo de por vida por reincidente.

Cuando se informó qué era el estanozolol y para qué se usaba, muchos ataron cabos y asociaron el consumo del mismo al sostenido desarrollo de Johnson a lo largo de los años ya que, si bien mide 1,77 metro y pesaba entre 75 y 77 kilos, su cuerpo era muy similar al de un fisicoculturista, con una musculatura excesivamente marcada.

La onda expansiva de semejante bomba –deportiva y mediática– fue infinita y, por su doping, Johnson fue descalificado inmediatamente, la plusmarca universal que había establecido quedó sin efecto y, la IAAF (International Amateur Athletic Federation, actual World Athletics, la entidad que rige los destinos del atletismo mundial), lo suspendió por dos años.

Además, la medalla de oro de la final de los 100 metros en Seúl quedó en poder de Carl Lewis (con nuevo récord mundial de 9”92/100 incluido), la de plata fue para el jamaiquino-británico Linford Christie (con 9”97/100) y, la de bronce, para el estadounidense Calvin Smith (9”99/100). Es decir, los tres integrantes del podio corrieron los 100 metros en menos de 10 segundos. ¡Y esto fue en 1988!

Ben Johnson 9.jpeg
A partir del jueves 20 de febrero de 1997, Johnson se convirtió en el personal trainer de Diego Armando Maradona, y llevó adelante su tarea con el Diez en la Universidad de York, Toronto. El objetivo era que el Diez ganara velocidad y perdiera peso para su regreso al fútbol tras un parate de 11 meses, que concretó el 13 de julio del mismo año en Boca, que dirigía Héctor Bambino Veira, y que derrotó 3-2 a Racing en La Bombonera.

A partir del jueves 20 de febrero de 1997, Johnson se convirtió en el personal trainer de Diego Armando Maradona, y llevó adelante su tarea con el Diez en la Universidad de York, Toronto. El objetivo era que el Diez ganara velocidad y perdiera peso para su regreso al fútbol tras un parate de 11 meses, que concretó el 13 de julio del mismo año en Boca, que dirigía Héctor Bambino Veira, y que derrotó 3-2 a Racing en La Bombonera.

Aunque Johnson negó que consumiera sustancias prohibidas, finalmente reconocería que lo hacía habitualmente desde 1981 en su declaración ante una comisión de investigación creada por el gobierno canadiense, sobre el uso de drogas y prácticas prohibidas destinadas a aumentar el rendimiento deportivo, encabezada por Charles Dubin, un juez de Ontario que en 1989 elaboró un pormenorizado informe de 638 páginas (The Dubin Inquiry), y que sería la base de la actual Agencia Mundial Antidoping.

Incluso, el 5 de septiembre de 1989 la IAAF anuló el récord que Johnson había establecido en el Mundial de Roma 1987, previo a los Juegos de Seúl.

El regreso y la suspensión definitiva

Tras la sanción y, con Loren Seagrave como nuevo entrenador, Johnson regresó a las competencias en marzo de 1991 en el Mundial indoor de Sevilla, donde finalizó cuarto en los 60 metros.

El 18 de enero de 1992 y, en el Meeting de Ottawa, logró un segundo puesto en los 50 metros, con un registro de 5”88/100. Aunque no pudo clasificarse para el Mundial de Tokio, integró el equipo canadiense que participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona del mismo año, pero ya no era el mismo: ni siquiera se clasificó para la final de los 100 metros ya que, en la semi, se tropezó en la largada –justo donde era prácticamente insuperable– y finalizó último en la serie.

El 7 de febrero de 1993 en Grenoble, Francia, ganó los 50 metros con 5”65/100 y, tres días después, en Gante, Bélgica, se impuso en los 60 metros con 6”60/100. Pero otra vez el doping dio el presente: el diario canadiense Toronto Star publicó que, en una prueba disputada en Montreal el 17 de enero del mismo año, Johnson había dado positivo de testosterona: su coeficiente era de 10.3, cuando lo permitido es 6 y, la IAAF, resolvió suspenderlo de por vida por reincidente.

Ben Johnson 10.jpeg
El 24 de septiembre de 2013, cuando se cumplieron 25 años del escándalo –y en el marco de una campaña contra las drogas–, Johnson regresó a la pista de Seúl y recreó aquella infame carrera: hasta lo hizo en el andarivel 6, el mismo de ese día, donde Carl Lewis compitió en el 3. Sobre el carril del canadiense, también estaba desplegada una larga pancarta con más de 3700 nombres con una petición para erradicar el doping.

El 24 de septiembre de 2013, cuando se cumplieron 25 años del escándalo –y en el marco de una campaña contra las drogas–, Johnson regresó a la pista de Seúl y recreó aquella infame carrera: hasta lo hizo en el andarivel 6, el mismo de ese día, donde Carl Lewis compitió en el 3. Sobre el carril del canadiense, también estaba desplegada una larga pancarta con más de 3700 nombres con una petición para erradicar el doping.

Ya devenido en un ex atleta de elite y, entre otras actividades, Johnson se convirtió en el personal trainer de Diego Armando Maradona a partir del jueves 20 de febrero de 1997, y llevó adelante su tarea con el Diez en la Universidad de York, Toronto.

El objetivo era que Maradona ganara velocidad y perdiera peso (bajó 11 kilos en pocas semanas) de cara a su regreso al fútbol tras un parate de 11 meses, que concretó el 13 de julio del mismo año en Boca, que dirigía Héctor Bambino Veira, y que derrotó 3-2 a Racing en La Bombonera.

En abril de 1999, un juez canadiense dictaminó que hubo “errores de procedimiento” en la exclusión a perpetuidad de Johnson, que el 12 de junio de ese año marcó 11” en los 100 metros en Kitchener, Ontario. Luego, el corredor trató de dejar sin efecto la suspensión por la vía judicial pero, un tribunal de Ontario, desestimó su demanda.

Pero Johnson tropezó por tercera vez con la misma piedra, ya que a fines del mismo año, dio positivo por tercera vez en su carrera: esta vez fue por hidroclorotiazida, un diurético utilizado para “maquillar” o enmascarar la presencia de otras sustancias prohibidas.

La IAAF eliminó su historial y, oficialmente, para este organismo Ben Johnson nunca ganó nada, siendo sus mejores marcas los 10”14/100 en los 100 metros, registrada el 29 de agosto de 1987 en Roma, y los 6”44/100 en los 60 metros, establecida en sendas pruebas de esa misma temporada en Edmonton y Osaka.

Ben Johnson 11.jpeg
En la actualidad, Johnson –que el próximo 30 de diciembre cumplirá 62 años– vive en Markham, Ontario. En 2010 escribió y publicó su autobiografía, Seoul to Soul (Seúl al alma), de 256 páginas, y pasa gran parte de su tiempo con su hija y su nieta. También continúa entrenando a diversos atletas.

En la actualidad, Johnson –que el próximo 30 de diciembre cumplirá 62 años– vive en Markham, Ontario. En 2010 escribió y publicó su autobiografía, Seoul to Soul (Seúl al alma), de 256 páginas, y pasa gran parte de su tiempo con su hija y su nieta. También continúa entrenando a diversos atletas.

También en 1999, Al-Saadi Gaddafi, hijo del dictador libio Muammar Gaddafi, lo contrató como preparador físico ya que aspiraba a jugar al fútbol en Italia. Pero, aunque llegó a jugar en el Perugia, de la serie A, el africano fue despedido por dar positivo en un control antidoping por consumo de nandrolona, un esteroide anabolizante.

En la actualidad, Johnson –que el próximo 30 de diciembre cumplirá 62 años– vive en Markham, Ontario. En 2010 escribió y publicó su autobiografía, Seoul to Soul (Seúl al alma), de 256 páginas, y pasa gran parte de su tiempo con su hija y su nieta. También continúa entrenando a diversos atletas.

El 24 de septiembre de 2013, cuando se cumplieron 25 años del escándalo olímpico –y en el marco de una campaña contra las drogas–, Johnson regresó a la pista de Seúl y recreó aquella infame carrera para las cámaras: hasta lo hizo en el andarivel 6, el mismo de ese día, donde Carl Lewis compitió en el 3. Sobre el carril del canadiense, también estaba desplegada una larga pancarta con más de 3700 nombres con una petición para erradicar el doping.

Y, tras la misma, admitió haber hecho trampa en la capital surcoreana en 1988 y nuevamente reconoció su error: “Pasaron 25 años y todavía estoy siendo castigado por lo que hice, y tuve que cargar con esta cruz. Estoy orgulloso de lo que conseguí corriendo los 100 metros, pero no de haberlo hecho consumiendo sustancias. Creo que podría haber ganado aquellos Juegos Olímpicos sin haber consumido drogas, pero eso nunca ocurrió".

Ben Johnson Olympic final 1988