Es hasta paradójico pensar que el rojinegro gritó por primera vez campeón con las tribunas vacías por la pandemia del covid-19, cuando 19 meses antes, se había transformado en el club más movilizante de Sudamérica, la lluviosa tarde del 9 de noviembre de 2019, donde 40.000 sabaleros coparon la Nueva Olla de Asunción, en la final ante Independiente del Valle, que no tuvo el resultado esperado para los santafesinos.
Pero el relato de los hinchas coincide: no hay Copa de la Liga sin final en Paraguay. Aquel equipo, que apabulló al Racing de Juan Antonio Pizzi, fue muy distinto. La madurez del plantel comandado por Eduardo Domínguez fue vital, en aquel equipo que no se mostró ansioso por conseguir el gol, tras un primer tiempo de mucho estudio y muy trabado.
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El once de aquella ocasión, salía de memoria: Burián: Mura, Garcés, Piovi, Escobar; Castro, Aliendro, Lértora, Bernardi, Ferreira y Pulga Rodríguez, fueron los que quedaron en los pósters. En el banco de suplentes, esperaban Goltz, Chicco, Gómez, Gonzálvez, Sandoval, Acevedo, Moschión, Morelo y Meza.
En Santa Fe esperaba Facundo Farías, la joya sabalera que brilló en aquel torneo y que se perdió la final porque en la semana había dado positivo por covid.
La primera costura de la estrella: el gol de Rodrigo Aliendro
El primer gol del partido fue marcado por Rodrigo Germán Aliendro, uno de los sobrevivientes de Asunción. El volante, ya consolidado para aquel momento, pero discutido no mucho tiempo antes, quedó en la historia de la institución y tuvo su revancha personal, ya que se había perdido la primera final por una lesión practicando penales.
Tal como lo hacía en el ascenso, donde jugó gran parte de su carrera, el “Peti” recuperó la pelota en mitad de cancha y, tras la descarga con Castro, fue corriendo hacia al área. En cuatro toques, un centro rastrero de Facundo Mura selló el pase a la inmortalidad de la historia sabalera a Rodrigo Aliendro, que empujó la pelota al fondo de la red.
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Aliendro abrió el camino la noche del cuatro de junio.
La “picadita” de Bernardi: el gol que lo acercó a la gloria
Aquella gloria conseguida esa tarde noche, y que el Pulga eternizó después con la frase “No se compra”, Christian Bernardi la acercó con un gol de antología.
El mediocampista que hoy sigue defiendo los colores del rojinegro –en un contexto totalmente diferente- construyó una pared con Nicolás Leguizamón y definió por encima del Chila Gómez a los 26 minutos del complemento, para ahogar en un solo grito de gol a los cientos de miles de hinchas que seguían el partido desde todas partes del mundo.
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Bernardi marcó el segundo, con la especialidad de la casa.
La frutilla del postre: Alexis Castro selló la goleada
Siguiendo con la paradoja, el partido más importante de la historia de Colón tuvo una resolución muy diferente al que, valga la redundancia, la historia del sabalero marca.
Tantos partidos sufridos, tantos encuentros que se resolvieron en minutos finales, como en aquellos gritos de Ploto Gómez, el Pampa Gambier, o más acá en el tiempo, de Lucas Alario, este cuento finalizó más tranquilo para el hincha rojinegro, que también merecía un cierre con broche de oro.
A los 40 minutos, otra vez desde el sector derecho, Facundo Mura buscó con centro a Nico Leguizamón y, tras un yerro defensivo, la pelota le cayó a Alexis Castro, para que se saque dos hombres de encima y defina el partido con una calidad exquisita. A “Pucho” Castro le bastó jugar solo un año con la sangre y luto para quedar en la historia grande del club, y su frase todavía resuena en los corazones sabaleros: “Dicen que el tercero estuvo de más, pero para mí estuvo bien”.
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Pucho Castro a colocar, selló la goleada ante Racing.
Tan bueno fue el partido que planteó Eduardo Domínguez aquella noche que el sabalero tuvo una chance más, que por muy poco no se concretó. Yeiler Goez, otro futbolista al que le bastaron pocos minutos con la camiseta sabalera para quedar en la historia grande, probó de media distancia y estuvo a centímetros de sellar el cuarto gol.
A las 20:55 de aquel 4 de junio, ya no cabía ninguna duda: Colón era el nuevo campeón del fútbol argentino y todo el país lo sabía.
El silbatazo final de Néstor Pitana dio por finalizado el partido más esperado por tres generaciones de hinchas rojinegros que salieron a copar las calles de la ciudad, pese al confinamiento por covid-19.
colon estrella
Los sabaleros, no tardaron en salir a lucir la estrella a las calles santafesinas.
Aire de Santa Fe
A cuatro años, un espacio para la reflexión que permita volver a soñar en grande
A días de la finalización de un show histórico que La Renga brindó en el estadio de Colón, una frase de la banda refleja a la perfección la situación actual del sabalero, muy distinta a la de hace 1.460 días.
Es que la suerte que le tocó a la estrella que debía guiar al club, no fue la mejor. Hoy, el sabalero marcha en la duodécima posición, en la segunda categoría del fútbol argentino, demostrando que los caminos elegidos desde el 5 de junio de 2021 hasta hoy no fueron los correctos para mantener a la institución del barrio Centenario en la gloria.
Como le ha tocado en distintas épocas, el sabalero deberá reinventarse. Aquel 4 de junio hoy parece lejano, pero el presente de equipos como Platense, campeón del fútbol argentino hace apenas tres días, invitan a servir de ejemplo al sabalero para volver a las primeras planas del fútbol nacional.
Recuperar la identidad a través de introspección será fundamental para convalecer la humildad que ha caracterizado históricamente a la institución.
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Para volver a festejar, Colón se tendrá que reiventar.
Será trabajo de los mandatarios de turno volver a las bases para que, como aquel 4 de junio de 2021, haya una mixtura entre experiencia y juventud, apoyada por sentido de pertenencia, trabajo y dedicación, y que como "todo el mundo grite 'Dale Negro'”, como aquella noche que pasó a la eternidad.