El 25 de julio de 2017, Claudio Perusini ingresó al hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe. Fue derivado a la unidad de Terapia Intensiva en donde permaneció internado en grave estado y con asistencia mecánica respiratoria. Su recuperación es el milagro que consagrará a Mama Antula como la primera santa argentina, cuando sea canonizada el próximo domingo por el Papa Francisco.
El episodio que sufrió Perusini tomó por asombro a sus familiares, que lo describieron como un hombre “saludable”.
Tras realizar los estudios correspondientes, los médicos confirmaron que Perusini había sufrido un ACV isquémico. Las tomografías y radiografías eran una condena por adelantado con dos opciones: la muerte o una vida de postración.
El doctor Néstor Carrizo, Jefe de Terapia Intensiva, y la médica María Martha Filippi, subjefa de la unidad, dialogaron con AIRE y recordaron la recuperación que logró Perusini durante su permanencia en el nosocomio.
Las primeras imágenes de la tomografía mostraban que el paciente tenía un compromiso importante a nivel neurológico. “Él estaba en coma con necesidad de asistencia respiratoria mecánica, medidas de monitoreo y sostén vital, ya que el sistema nervioso central es el que controla el funcionamiento de todo nuestro organismo. A su vez, si está afectado el tronco cerebral, la capacidad de una adecuada respiración y control cardiovascular se ve comprometida”, explicó el doctor Carrizo.
Los pacientes que ingresan por un ACV muchas veces tienen antecedentes de alguna patología que predispone, como ser la hipertensión, tabaquismo o cuentan con un historial familiar. Por otro lado, hay personas que sufren este tipo de episodios que no cuentan con estos factores.
“Como todo lo estadístico, tiene sus lados que escapan a lo que habitualmente uno reconoce como factores de riesgo. Puede ser, no es lo habitual, pero surge en pacientes sanos que no esperan encontrar este tipo de patologías. No es la mayoría, pero encontramos estos casos”, enumeró a su turno la doctora Filippi.
“Lo más importante y lo más duro de todo esto -siguió- aparte de la alta posibilidad de muerte, ya sea relacionada con el ACV como con las complicaciones que surgen, si sobreviven a todo esto la mayoría de los pacientes quedan con secuelas graves. Muchas veces postrados sin poder caminar, comunicarse o con necesidad de traqueotomía de forma crónica, de soporte de alimentación ante la falta de capacidad de deglución”, enumeró Carrizo.
Durante la fase aguda que atraviesan este tipo de pacientes, Perusini se fue estabilizando. En ese sentido, Carrizo aclaró que se realizaron todos los procesos habituales como por ejemplo una traqueotomía para desvincularlo del respirador.
“La realidad es que fue sorteando todos los problemas y lo más sorprendente fue la mejoría progresiva del estado neurológico”, recalcó el Jefe de Terapi Intensiva. El paciente permaneció más de diez días con asistencia respiratoria mecánica, su mejoría se registró de forma progresiva, logró recuperar su nivel de conciencia y su déficit neurológico.
“Nos sorprendió obviamente porque las imágenes tomografías de resonancia corroboraron la clínica que presentó al inicio y siempre daban una idea de no un buen pronóstico de un paciente con secuelas severas”, agregó Carrizo.
Los profesionales de la salud evitaron mencionar la palabra “milagro” y sostienen que esto depende de cada persona y su espiritualidad. Además, destacaron la importancia que tiene en estos episodios el respaldo y apoyo de la familia.
“Durante nuestra experiencia en la Terapia Intensiva, vemos situaciones que escapan de la normalidad y en ocasiones no se nos explica la buena evolución ante un ingreso con tantas lesiones”, afirma Carrizo.
“Uno piensa que es algo sobrenatural o un milagro. Algo que no es esperable desde el punto de vista científico. Pero pensando bien y teniendo buena predisposición, las cosas salen mucho mejor de lo planeado", sostuvo por su parte la doctora Filippi.
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