Moria Casán fue el ícono sexual indiscutible de los '70 y los '80 en Argentina. Su cuerpo voluptuoso siempre impactó, tanto como su desenfado. Ahora, esta mujer de 76 años osó sacarse una foto en bikini en Mar del Plata, y no faltó alguna que otra crítica porque ese cuerpo envejeció. Y los cuerpos viejos parece que no se deben mostrar...
¿No se muestran? ¿No tienen derecho a mostrarse? ¿A disfrutarse y elegirse?
La foto, criticada por pocos y bancada por muchos, nos permitió problematizar el concepto de vejez y de la supuesta caducidad de los cuerpos deseantes desde una perspectiva de género.
Silvia Ferrero, docente y militante feminista, dialogó con Ahora Vengo y ayudó a poner sobre la mesa los entramados sociales y culturales que validan o no determinados cuerpos mientras descartan otros: los viejos, los arrugados, los estriados, los marcados por el temido paso del tiempo.
—¿Qué es lo primero que te pasó cuando viste este debate?
—Primero voy a tomar los mensajes que les mandaron y destacar que son todas mujeres las que escriben. Me parece muy interesante porque tiene que ver con el padecimiento que hemos sufrido todas, y también en relación a los estereotipos. Me parece interesante que se haya puesto sobre la mesa el tema de las corporalidades, pero lo que queda un poquito más implícito es el tema de la relación que hay con las corporalidades y el deseo. Y ahí es donde aparece mayor censura velada en una forma de cuerpo que es acá específicamente la vejez. Pero que hay que cruzarlo con otras cosas como que el deseo no puede circular en la vejez.
Yo tengo casi 63 años y realmente es toda una cuestión de poder abordar el tema de una corporalidad libre sin estereotipos, con lo que representa la edad que tenemos, sin a su vez la contradicción de la negación pareciéndose a un cuerpo joven. Sino que es todo lo que significa la edad y poder ser mostrado, no solo en ámbitos de libertad, sino también en ámbitos de deseo.
A mí me parece que una campaña que estuvo muy buena, es la de "Hermana, soltá la panza" (del perfil de Instagram de "Mujeres Que No Fueron Tapa"). Y bueno, ahí te muestra que son todas las edades, no solo la vejez. La vejez tiene el plus de que ¿cómo, encima de que estás vieja, arrugada, se te cae todo, te vas a mostrar?.
—Si uno empieza a ver las noticias, sacando lo de Moria, en los principales medios nacionales, había muchas referidas a los nuevos avances científicos para detener el paso del tiempo. Es como que hay una necesidad no envejecer, de detener el tiempo porque es una mala palabra ser viejo...
—Sí, porque ahí vos tenés, por un lado esa necesidad de detener el tiempo, y por otro lado la realidad te muestra que cada vez tenemos un mayor promedio de vida. O sea que es una población que tiene muchos viejos y viejas. Una cosa es, preguntarse cómo llego saludablemente con placer a la vejez y entonces qué estrategias me doy... pero si alguien quiere una carrera contra la vejez, perdió antes empezar.
Entonces, a partir de ahí: ¿cómo podemos disfrutar cuerpos que son viejos, pero cuerpos que son deseables y que desean? Me parece que lo que más molesta, más que mostrar, que es una cuestión de que rompe el estereotipo pero que con esto de los cuerpos diferentes ya se viene haciendo una campaña, es que con mostrar pueden circular otras cosas.
—¿A qué se debe también que digamos que hay cuerpos lindos y cuerpos feos? ¿O desde dónde viene? ¿Por qué tenemos en la mente que un cuerpo joven y esbelto es un cuerpo lindo, y un cuerpo viejo o gordo no lo es?
—Estos son estereotipos muy fuertes que están ligados exclusivamente también a cuestiones de mercado. Las industrias que hay alrededor de mantener cuerpos lindos y flacos son millonarias. Entonces también tenemos que entender cómo esos cuerpos tienen que ingresar a un mercado que va determinando cómo es el perfil para la venta de esos productos y para la venta de esos cuerpos.
Muy poco van ingresando cuerpos diferentes, ingresan por disidencia o como quiebres o alternativas y decimos "mira qué bien", pero el que sigue imperando es este cuerpo mucho más delgado, que no siempre fue así, la historia no siempre fue así. Hubo un momento que los cuerpos gordos estaban bien vistos porque tenían que ver con cuándo se podía comer en determinado momento histórico, entonces el cuerpo gordo daba cuenta de una clase social.
—Uno pensaría que a medida que vas creciendo vas viviendo la vida más libremente. Pero después terminamos viendo que muchas veces no es así, porque encontramos en situaciones donde no somos libres. Tal vez querés ir a la playa y ponerte tal o cual prenda y no podés, porque no te querés exponer. ¿Cómo se puede trabajar para superar ese tipo de situaciones?
—Bueno, yo creo que en esto es un trabajo colectivo que tiene que hacer un cambio en lo individual. ¿En qué sentido? Que, en general, las propuestas de libertades que nos hacen son para un determinado "modelo", para una determinada edad y para una determinada clase.
El tema es cómo empezamos a interpelar todos estos modelos de juventud y de determinado tipo de cuerpo para poder empezar a pensar nuestras propias corporalidades. Mientras haya campañas donde ves a las mujeres que le tienen que hacer Photoshop a lo que suben a redes para sostener un cuerpo que a medida que pasa el tiempo el cuerpo se modifica, siguen sosteniendo ese modelo, aunque hablen de libertad. Aquí es donde hay que empezar a hacer unos quiebres.
Creo también seriamente que el Estado tiene que hacer campañas para romper con este tipo de estereotipos. La campaña de "Hermana, soltá la panza" realmente es una campaña que circuló mucho en redes y ahí ves el punto de urgencia en lo real y en lo cotidiano, que no aparece en los medios de comunicación.
—Silvia, vos hablaste del deseo, de la asociación entre deseo y vejez. ¿Esto ocurre únicamente para las mujeres o también para los hombres? ¿Hay también una transversalidad en cuanto a género? ¿Tenemos que hablar de la vejez femenina y la vejez masculina?
—En general, la vejez es una cuestión polémica para ambos géneros, pensándolo en términos binarios. Ahora, es verdad que hay una especificidad en las mujeres porque la construcción de lo masculino en la vejez es completamente diferente. Nadie sanciona el deseo de un hombre blanco con poder con una joven 30 años más chica. Si fuera al revés, ¿qué es lo que estaría pasando? Decime si la respuesta es la misma, si la mirada es la misma...
Es completamente diferente, se sanciona mucho más a la mujer porque en realidad está sancionada desde determinados lugares. Piensen en mujeres grandes donde la subjetivación fue mucho más represora con todos estos temas. Si no se ha hecho un trabajo de deconstrucción desde lo social y lo personal, esta mujer grande hoy está para cuidar de nietos y nietas, no está para estar en la playa mostrándose, seduciendo, circulando por otros lugares su deseo.
—Una oyente dice: "Como mujer me da vergüenza, eso significa que no quiere reconocer su edad". ¿Cómo podés explicar este mensaje?
—El tema es que vos no tenés por qué opinar del cuerpo de otra persona. Si esa persona se siente libre poniéndose una bikini y mostrando su cuerpo, sea la edad que sea, yo no tengo por qué juzgar. Si yo siento vergüenza, el mensaje tiene que ver con la vergüenza, evidentemente la vergüenza es una construcción social.
Ustedes piensen en qué cosas les dan vergüenza o en qué cosas se sienten ridículos y van a ver que tiene que ver con la mirada social de la escena, porque eso es del tiempo, de la época histórica. Estamos en un momento en que los discursos van mucho más rápido que las prácticas, y en algunos sectores las prácticas han avanzado mucho más que esa mirada global, entonces ahí hay quiebre siempre.
Hay grupos donde esto lo tramitan sin grandes problemas, y también en lo colectivo. Si toda la vida te dijeron que alguien de 60 años para arriba no tenía que mostrar el cuerpo, hay que hacer un trabajo grande para mostrar ese cuerpo disfrutándolo, pues tampoco hay que caer en el otro mandato. ¿Qué pasa socialmente con esos modelos? Si lo seguimos asociando a que hay que cubrirse o a determinados roles es muy contradictorio como lo fue. Repito: la vergüenza es una construcción social, hay que ver en qué le toca a cada uno.
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