El puente Colgante, por un lado, y el puente Rosario-Victoria, por otro, fueron los escenarios elegidos por ambientalistas que, una vez más, pidieron la urgente acción del Estado y, en particular del Congreso de la nación, que tiene a tratamiento el proyecto de ley.
“Basta de quemas, ley de humedales ya”, decían algunas de las pancartas que distintas organizaciones blandían en la costanera oeste este sábado por la tarde. En una jornada desapacible, muchos santafesinos, especialmente jóvenes, se unieron en una sola voz a favor del medio ambiente.
Todos con barbijos y en representación de distintas ONGs, se sumaron a la marcha. “Paren de contaminar la ciudad con humo”, decía otro de los carteles durante la cobertura que hiciera el móvil de Aire de Santa Fe.
Leer más ► El descanso de los héroes: la foto que inmortalizó la enorme labor de los bomberos
En Rosario
Prácticamente al mismo tiempo que la marcha en Santa Fe, un nutrido grupo de rosarinos marchaba nuevamente por el puente hacia Victoria.
Los rostros con barbijos ya no representaban la lucha nacional contra el coronavirus sino también el efecto que tiene el humo permanente sobre la salud de la población, producto de los incesantes incendios en las islas del Delta del Paraná.
Días pasados, el humo de Rosario llegó incluso hasta la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y el tema fue comentado por la gente a través de las redes sociales, porque también generó un impactante efecto visual sobre la luna, que se vio de color rojo.
Desde el cielo
El pasado miércoles, la bota santafesina mostraba su peor cara. El Centro de Monitoreo de Tormentas de la Provincia de Santa Fe - Proyecto SAT (Sistema de Alerta Temprana) tomó desde el aire las imágenes de puntos rojos acoplados entre sí que formaban un solo hilo del mismo color. Cada punto era, en realidad, uno de los focos de los incendios que se repiten día a día en todo el litoral argentino y particularmente en Santa Fe.
Las llamas, registradas por satélite, recorrían parte de Brasil hasta llegar a territorio y argentino. Allí se convertían en un río rojo que baja hasta Buenos Aires, paralelo al curso del Paraná.
Te puede interesar
Dejá tu comentario