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A diez años del derrumbe de la mina, uno de sus 33 protagonistas aseguró que "son un milagro"

Mario Sepúlveda es uno de los 33 mineros que, tras el derrumbe en la mina San José, sobrevivió por 70 días a 720 metros de profundidad. A una década de la tragedia que marcó su vida, dialogó con Aire de Santa Fe.

A diez años de que el mundo posara sus ojos sobre el derrumbe que se produjo en una mina de San José,Chile, y que dejó sepultados a 33 mineros "Dale, Tomá Aire" dialogó con Mario Sepulveda. Uno de los protagonistas de la historia que durante 70 días tuvo en vilo al país trasandino.

Desde el 5 de agosto de 2010 hasta las 0 horas el 13 de octubre, los hombres que sobrevivieron a más de 720 metros de profundidad, vieron la luz.

Sepúlveda, fue el segundo minero en ser liberado en el que se consideró como el más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial.

En diálogo con "Dale.Toma Aire" Sepulveda realizó un balance sobre las secuelas que dejó el derrumbe, no solo para su grupo, sino también en su vida.

"Hay que estar agradecidos despues de 10 años seguir en la lucha y seguir viviendo junto a los seres que amamos". "Hay que estar agradecidos despues de 10 años seguir en la lucha y seguir viviendo junto a los seres que amamos".

A pesar de los años que se sucedieron, hoy los lazos entre los 33 siguen vigentes y la mayoría mantiene una buena relación. "Hay varios que mantenemos buena relación de compañeros y amigos, otros quedaron con un contrato que nos obliga a juntarnos— afirmó el entrevistado— Apuesto a la amistad, a aquellos que nos respetan".

Cada uno de los 33 protagonistas de la tragedia de la mina a lo largo de estos diez años tomó su camino.

"Claramente somos un milagro y un ejemplo para aquellos que se complican la vida por nada y hay un sinfín de factores que a uno lo hacen estar feliz", agregó Sepulveda.

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El derrumbe de la mina San José se produjo el jueves 5 de agosto de 2010 alrededor de las 14:30, dejando atrapados a 33 mineros a unos 720 metros de profundidad durante 70 días.

El derrumbe de la mina San José se produjo el jueves 5 de agosto de 2010 alrededor de las 14:30, dejando atrapados a 33 mineros a unos 720 metros de profundidad durante 70 días.

A pesar de que a lo largo de su encierro era imposible determinar si era de día o de noche, los 33 protagonistas involuntarios de la historia jamás dudaron de su rescate.

"Creo que la mayoría de mis compañeros se aferraron primero a la fe de Dios y segundo a la fe de que los chilenos en general se la iban a jugar en sacarnos", sostuvo el entrevistado.

Al poner sobre la mesa la comparación de su tragedia con la de Los Andes, Sepulveda aseguró que si bien fueron similares, las formas y circunstancias que las rodearon fueron diferentes.

"Tuve el honor de conocer a Canessa ya Parrado, en algún momento hablamos sobre el tema", destacó.

Otro factor que colaboró en la supervivencia del grupo fue la escala social de los mineros."Éramos 33 personas de una sociedad totalmente distinta a la de ellos. Nosotros éramos guerreros de por vida, la mayoría viene de familias pobres y sacrificadas. La sobrevivencia la llevábamos en el ADN", aseguró.

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  "Creo que la mayoría de mis compañeros se aferraron primero a la fe de Dios y segundo a la fe de que los chilenos en general se la iban a jugar en sacarnos", sostuvo el entrevistado.

"Creo que la mayoría de mis compañeros se aferraron primero a la fe de Dios y segundo a la fe de que los chilenos en general se la iban a jugar en sacarnos", sostuvo el entrevistado.

El derrumbe marcó un antes y un después en la vida de Sepulveda. "Cuando se derrumba la mina tuve un encuentro cercano con Dios. Uno tiende a culpar a Dios cuando le pasa algo malo", manifestó el protagonista que no dudó en afirmar que todo lo que le había sucedido hasta ese 5 de agosto, lo había preparado para sobrevivir al derrumbe.

La tragedia dejó una marca profunda en todos los integrantes del grupo. "Nosotros vamos a morir con estos traumas, nos vamos a morir con eso, hagan lo que hagan", sentenció el ex minero.

Tras el incidente la asistencia psicológica que recibieron los mineros fue obsoleta. Lo que favoreció que muchos hoy convivan con los traumas lógicos de una escena nefasta."Pero eso no significa que no haya que seguir adelante. Me despierto con ganas de seguir viviendo y no me voy a rendir jamás mientras tenga vida y salud", dijo Sepulveda.

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