El dilema de la educación inicial: ¿Hay un camino para que vuelvan a las salas?

El dilema de la educación inicial: ¿Hay un camino para que vuelvan a las salas?

En esta segunda entrega del informe especial de Aire Digital, cómo afecta el escenario de pandemia a los más chicos de todos, que siguen encerrados en las distintas versiones de la fase 1.

POR GASTÓN NEFFEN

En la última semana, la educación recuperó protagonismo en la agenda de la pandemia en la Argentina, después de haberse casi evaporado durante más de 200 días. Con el semáforo epidemiológico se abre la posibilidad de que algunas provincias puedan recuperar cierto grado de presencialidad en las aulas, pero todavía se habla muy poco de la primera infancia, de los bebés que arrancan a los 45 días en el jardín maternal y se preparan en sala de cinco para empezar primer grado.

Rut Kuitca, presidenta de la filial argentina de la Organización Mundial de Educación Preescolar (Omep), valora que esta semana en el Consejo Federal de Educación se haya analizado la posibilidad de que los finales de ciclo de la primaria y secundaria vuelvan en parte a las aulas pero también se pregunta por qué la primera infancia no se sumó a la ecuación.

Jardin cerrado coronavirus cuarentena_MG_9702-1200_MTH.jpg

“Entendemos que se va a poder comenzar sólo cuando las condiciones epidemiológicas lo permitan, pero es muy importante tomar en cuenta a los chicos de sala de cinco, porque son los que van a empezar primer grado y en la sala realizan un montón de aprendizajes sobre las prácticas del lenguaje”, advirtió Kuitca, en una entrevista con Aire Digital.

Leer más►Jardines cerrados por la pandemia: testigos de las secuelas del freno en la educación de los más chicos

¿Por qué es importante la sala de cinco? Es el espacio en el que se introduce a los chicos en el mundo de la lectura y el lenguaje. “Se hacen un montón de juegos para ayudarlos a familiarizarse con este universo, que van desde escribirles notas a sus compañeros de turno -que se redactan en conjunto con el docente-, hasta ejercicios de lectura en los que el maestro pone la voz pero participan todos”, explicó la referente argentina en educación inicial. Y suma un punto esencial: es un derecho poder disfrutar de este espacio de educación que se ha visto tan afectado.

Rut Kuitca especial educacion

Kuitca planteó que hay una enorme diversidad en el contacto que pudieron sostener las maestras con los chicos de la primera infancia. Hay casos en los que la conectividad funcionó en parte y las educadoras acercaron propuestas para acompañarlos y trabajar junto a sus familias.

“Con las pantallas siempre fuimos muy cautos en la educación inicial, porque los chicos necesitan jugar, correr y moverse, pero en este escenario se trató de pensar en cosas que los desafíen y que sean interesantes para que no los invada sólo la imagen”, explicó.

Nora Woscoboinik especial educacion

Muchos maestros empezaron a trabajar full time con sus teléfonos y a intentar educar a través de WhatsApp. Y en los casos en los que los pibes quedaron aislados y sin conectividad el desafío es mucho más grande. “Los ejemplos más interesantes son los de las maestras de los jardines de los barrios, que decidieron acercarse a cada casa junto a las asistentes sociales que repartían bolsones alimentarios para ver qué necesitaban los chicos y dejarles actividades para hacer en papel”, contó Kuitca.

Es un muy buen ejemplo, pero probablemente no alcanza para recuperar el efecto jardín abierto en los pibes más vulnerables de todos: los que se amontonan en los ranchos -cuidados por sus hermanos- mientras sus padres buscan changas.

En una entrevista con Aire Digital, la psicoanalista Nora Woscoboinik, presidenta de la Sociedad Argentina de Primera Infancia (Sapi), recordó que los últimos informes de Unicef Argentina dan cifras alarmantes: más de 8 millones de niños, niñas y adolescentes son pobres. Se proyecta, además, que los niveles de pobreza infantil van a pasar de 58,6% en mayo a 62,9% en diciembre.

Jardin cerrado coronavirus cuarentena_MG_9746-1200_MTH.jpg

“Muchos dicen que todos estamos en un mismo río con la pandemia. Puede ser, pero algunos están surfeando las olas en un yate y otros sosteniéndose como pueden en una balsa de madera. Esta pandemia puso aún más en evidencia desigualdades preexistentes”, señaló Woscoboinik, que vivió más de 20 años en Francia y estudió en las universidades París V y París XIII.

¿Pueden volver los más chicos?

Hay distintas miradas sobre cómo pensar el retorno a clases en la educación inicial y cuándo es el momento para hacerlo. En Suecia, por ejemplo, nunca cerraron los jardines maternales. En Canadá, los mantuvieron abiertos para los trabajadores esenciales (médicos, enfermeras, policías).

Woscoboinik cree que con los bebés no se puede porque es imposible mantener la distancia. “Los bebés y los niños pequeños necesitan el contacto, el sostén corporal del adulto que los cuida”, recordó. Los maestros tienen que cambiarlos, hacerles “upa” y arroparlos cuando lloran.

En Uruguay encontraron una manera que hasta ahora les está funcionando. En los jardines hicieron grupos chicos (diez alumnos), que siempre están con el mismo docente y no se cruzan con los otros “gurises”.

María Elizabeth Ivaldi Rocha especial educacion

Se la contó a Aire Digital María Elizabeth Ivaldi Rocha, la secretaria de la filial uruguaya de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (Omep). Todo el mundo le dice Chavela, el apodo que le puso su madre que amaba la música de la leyenda de la música ranchera (Chavela Vargas).

“No se puede separar lo educativo de la forma en que se maneja la pandemia. Desde el comienzo Uruguay contó con test rápidos que elaboraron nuestros científicos y que nos permitieron hisopar a toda una comunidad educativa cuando es necesario”, destacó.

Jardin cerrado coronavirus cuarentena_MG_9641-1200_MTH.jpg

La metodología es simple. Chavela contó que hace unos días detectaron contagios en un jardín del Departamento San José y les hicieron test a las 200 personas que forman parte de esa comunidad. “Cuando se confirma un brote se actúa en forma temprana y se bloquea. Se encierran los casos rápidamente”, insistió.

Con este método en abril abrieron las escuelas rurales y en mayo las de las ciudades. Hubo muchas tensiones. En los pueblos tenían miedo de que los docentes que venían de otros lugares trajeran el coronavirus, pero eso no sucedió. Los gremios docentes reclamaron ir más despacio y se respetó su posición. Y así definieron un sistema educativo que está adaptado a la pandemia y en el que no es obligatorio mandar a los chicos al colegio.

Jardin cerrado coronavirus cuarentena_MG_9615-1200_MTH.jpg

En el caso de los jardines, los grupos son reducidos y hay muchos protocolos de bioseguridad (alfombra sanitaria, tapabocas, ingresos por entradas diferentes, horario y días reducidos), pero con todas estas medidas lograron que los gurises recuperen el contacto con sus compañeros y docentes.

En los más grandes, el nieto de Chavela, que tiene 12 años, es un buen ejemplo de cómo se organizan. “Una semana, le toca los lunes, miércoles y viernes; la siguiente va martes y jueves. Se quedan cuatro horas en la escuela, así que es un horario más reducido”, precisó.

En Uruguay también hay dificultades. Hay una crisis económica severa y a muchos educadores les preocupa la posibilidad de que el escenario de pandemia profundice las diferencias entre la educación privada y la pública. “Los colegios privados tienen más espacio para garantizar el distanciamiento que los públicos, en general. Eso generó que se puedan establecer más horas de presencialidad en esos colegios”, reconoció Chavela.

Jardin cerrado coronavirus cuarentena_MG_9724-1200_MTH.jpg

Pero también es cierto que el ejemplo que dan los uruguayos contrasta fuerte con lo que pudieron hacer el resto de los países de la región. “Nosotros tenemos tensiones, pero a veces no valoramos que somos el único país que por lo menos tiene presencialidad en las aulas y hay un gran esfuerzo de los docentes para lograrlo”, destacó Chavela.

Un debate que llega muy tarde

Recién a los 200 días del comienzo de la cuarentena, el Ministerio de Educación y el Consejo Federal de Educación definieron una metodología que puede ser el primer paso para acercar la escuela real: el semáforo epidemiológico que en algunas provincias va a dar luz verde para volver a las aulas.

Gustavo Iaies especial educacion

Para Gustavo Iaies, director del Centro de Estudios en Políticas Públicas, la idea llega muy tarde. “Es entendible que los primeros dos meses el tema se haya postergado porque había que adecuarse a todo esto, pero en julio las clases podrían haber comenzado en algunas provincias”, le aseguró a Aire Digital.

Iaies cree que lo que hizo el ministro Nicolás Trotta es derivar la responsabilidad de la vuelta a clases a las provincias, ante un cambio en la opinión pública y eso -más allá de la cuestión política- no necesariamente está mal. “Hubo un error inicial al querer centralizar todo en el botón rojo de la Casa Rosada, cuando hubiera sido interesante apelar a los escenarios locales”, insistió.

Ahora habrá que ver qué sucede en cada lugar, pero Iaies sostiene que es imperativo encontrarle la vuelta. “No podemos perder más tiempo con el retorno al colegio. Los chicos necesitan tener algún grado de presencialidad con urgencia”, aseguró.

Está preocupado porque los directivos y maestras de escuelas y jardines le cuentan que “los pibes están muy caídos”, con dificultades para dormir y con ansiedad. “Los chats entre ellos están como más disecados y han perdido interacción”, alertó.

Jardin cerrado coronavirus cuarentena_MG_9688-1200_MTH.jpg

Qué hacer mientras tanto

Desde el psicoanálisis y su especialidad en la infancia, Woscoboinik resumió algunas cuestiones que es importante tener en cuenta para mitigar el efecto jardín cerrado y atravesar este escenario de pandemia:

1- Es fundamental escuchar a las niñas y a los niños. Sus emociones, sus preguntas, sus temores, sus ansiedades. Y también tener en cuenta que los bebés y los niños sienten la preocupación de los padres y eso influye en sus comportamientos. El valor de poder poner en palabras los sentimientos y las emociones, recordar qué acciones de los adultos nos hacían sentir más seguros y contenidos cuando éramos pequeños son un camino de posibilidades de encuentro y de juego con el bebé, sostenido en la empatía y el vínculo afectuoso.

2- Otro punto esencial es fomentar el tiempo de calidad entre los niños y las niñas. Promover interacciones cálidas, receptivas y sensibles. Prevenir el uso de formas de disciplina violentas -ya sean físicas o psicológicas- y otras formas de abuso contra los niños. Esto último puede generarse por las fuertes demandas de tiempo y los altos niveles de estrés y ansiedad a los que están sujetas las familias en el contexto actual.

Jardin cerrado coronavirus cuarentena_MG_9706-1200_MTH.jpg

3- Los adultos cuidadores se encuentran ante una situación de muchas presiones. Es importante que puedan tener espacios para encontrarse con ellos mismos y estar en contacto con otros adultos (familiares, amigos, profesionales), para compartir lo que sienten, escuchar otras perspectivas y experiencias, y evitar sentirse en soledad. Armar redes de contención y de sostén.

4- Otro tema importante: la temporalidad. En estos momentos la temporalidad puede desorganizarse y desorganizarnos. Intentar mantener rutinas y una cierta continuidad es muy esencial para los niños y los adultos. Una cierta organización dentro de la incertidumbre.

Y esta última reflexión de Woscoboinik es muy buen cierre: “Es fundamental anticipar que esta situación de aislamiento se va a terminar. Que no es para siempre. La pandemia deja marca pero eso no significa forzosamente que sea traumática. Es un acontecimiento que va a pasar”.