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Deportes Superliga | San Lorenzo |

Juanchi Pizzi, en la cuerda floja de San Lorenzo

El DT se juega mucho en esta semana, que incluye el duelo ante Defensa y Justicia, el miércoles, y el clásico ante Independiente, el domingo.

Ni el más pesimista hincha de San Lorenzo se imaginaba una racha tan mala como la que viene pasando el Ciclón de Juan Antonio Pizzi, con cuatro caídas en los últimos cinco partidos. El buen arranque de Superliga, como cima incluida, había despertado ilusión, más allá de la jerarquía de los rivales derrotados -Godoy Cruz, Gimnasia, Arsenal y Unión-, pero hasta acá duró un suspiro.

La derrota ante Colón, increíble por la forma en que se gestó, tras una marca amateur en una pelota parada a casi 45 metros de arco de Nicolás Navarro, fue el comienzo de un declive que incluyó caer en dos clásicos -Boca y Huracán- y una goleada inédita como local de Central Córdoba de Santiago del Estero. Solo la victoria ante Banfield, en el Sur, fue un bálsamo en medio de un mes y medio para el olvido, plagado cambios de esquemas y de nombres, que terminaron de marear a propios y extraños.

La confusión generó una profunda autocrítica en el seno del plantel, que el pasado lunes incluyó un pedido de los propios jugadores al DT para plantar un 11 fijo. El mensaje fue, más o menos, el siguiente: “No cambiés más, los que no jueguen van a entender y bancar, pero tenemos que tener un equipo titular”.

Además, en la dirigencia y los hinchas, hacen ruido las pocas chances para algunos jugadores y la fuerte banca a otros. Un caso: Adolfo Gaich, uno de los tres pibes con mayor proyección del actual plantel, no arrancó en cancha ni un solo partido en lo que va del semestre. Por el contrario, el paraguayo Adam Bareiro, a préstamo y con opción astronómica, fue titular en siete de los 12 juegos que lleva el ciclo de Juan Antonio. Y otro más: Óscar Romero, la mayor apuesta en el reciente mercado de pases, corrió muy de atrás y fue siempre primera opción de cambio cuando el equipo se quedó con un hombre menos: jugó 45 minutos con Banfield, tras la expulsión de Gerónimo Poblete, y 23 contra los santiagueños, luego de la roja al chico Gianluca Ferrari. Y en el clásico en el Ducó saltó a la cancha para el complemento y ya en desventaja. Es cierto, hasta acá el gemelo no mostró mucho, pero considerando que necesita adaptarse tras su paso por China y luego del enorme esfuerzo económico del club, ¿no sería natural que sea priorizado por encima de Fernando Belluschi, por citar un caso?

A todo esto se suma algo que no depende de Pizzi, pero que hace mella en su trabajo: algunos arbitrajes muy desfavorables que encendieron las alarmas en la cúpula direncial del Ciclón. Pitana fue un actor clave para que San Lorenzo no abriese el juego ante los santiagueños en el Nuevo Gasómetro, al obviar un clarísimo penal sobre Ramón Arias y cobrar un offside inexistente en una jugada que derivaba en un mano a mano de Ángel Romero. Dos semanas más tarde, Espinoza tampoco pitó bien contra Huracán: gol en offside de Barrios y sancionó con amarilla un codazo de escándalo de Araujo a Fértoli, cuando se terminaba el primer tiempo.

Con este panorama y con un promedio que apremia de cara a la próxima temporada -hoy el equipo comenzaría con un mísero 1.114 la 20/21- el margen de error se acotó enormemente. Y aunque el DT dijo hace tres semanas que su plazo era mediados del año que viene, fecha en la que finaliza su contrato, otro mal resultado podría poner la situación en un punto crítico, a cuatro días de un nuevo clásico ante Independiente en Avellaneda. ¿Tendrá Pizzi fuerzas y tiempo de torcer el rumbo como hizo a mediados de 2013 cuando su suerte parecía echada?

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