Una mamá que acompañó a su hijo de un año y medio en su lucha contra la leucemia

Una mamá que acompañó a su hijo de un año y medio en su lucha contra la leucemia

Laura tiene 37 años y en el 2019 se enteró junto a su marido que el único hijo de ambos, Federico de 1 año y medio, tenía una de las más graves variantes de la leucemia que existen. Desde ese momento comenzó una vida no planeada pero con un presente feliz.

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POR FABIANA CHIAPPERO

Laura Corbo (37) es la mamá de Federico Cosseddu (2), un niño que llegó a la familia que completa Gonzalo Cossedu (36), su papá, con excelente salud. Cuando Fede tenía un año y medio, los continuos episodios febriles y su cambio de ánimo lo llevaron a someterse a un examen médico mediante el cual le detectaron leucemia mieloblástica aguda. La enfermedad tiene un porcentaje de supervivencia ínfimo. La historia de Laura, mamá y sostén de Federico y la lucha cuerpo a cuerpo junto a su esposo para sacar adelante a la familia.

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El tratamiento al que debió someterse el pequeño Fede era sumamente agresivo. Consistía en seis bloques de quimioterapia, cada bloque es una semana ininterrumpida que tiene una toxicidad extrema.

Empezaba el invierno del 2019 en la ciudad de Santo Tomé cuando Fede comenzó a manifestar la fiebre continua y, junto a ella, las manchitas rojas que le salieron en la piel ( petequias) que a Laura " le quitaban el sueño". El pediatra Federico Gandini recomendó un examen de laboratorio y cuando la bioquímica vio los resultados le dijo "agarrá tu hijo y andate al Hospital de niños", desde allí su pediatra de cabecera vio los resultados de los análisis y le comunicó a la mamá que Fede tenía un problema en la médula y que, sin perder tiempo, debían internarlo en el Hospital Iturraspe.

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El instinto de madre de Laura -que aún estaba sin ningún tipo de diagnóstico- la convenció de que su hijo tenía leucemia. Se lo confirmó la hematóloga del Hospital Iturraspe. "Cuando vos sos mamá no leés sobre esas cosas y lo peor es escuchar que lo tiene tu hijo. Recibimos el diagnóstico en una oficina con el nene a upa. Escuchás esas palabras médicas que no entendés. Cuando me dijeron que Fede tenía leucemia me quedé congelada. La mente se separó del corazón y con el diagnóstico en la mano necesariamente separás la emoción del pensamiento. En ese momento, cuando uno se conecta profundamente con la emoción, no es funcional a la lucha contra la enfermedad", reconoció Laura Corbo, en una entrevista con Aire Digital.

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Gonzalo (papá de Fede), Federico y Laura: juntos en el living de su casa plagada de juguetes, En Santo Tomé.

Fede fue estabilizado en el Iturraspe y derivado al hospital Italiano de San Justo, en el partido de la Matanza. En cuatro días estaban Laura y Fede subidos a una ambulancia. "Armamos bolsos en casa y volvimos en noviembre, casi a fin de año. Laura dejó la dirección del taller de arte Alas y Gonzalo, que trabaja en la Droguería del Sud, tomó sus licencias, compensatorios y vacaciones. Con el tiempo se terminaron los días que tenía disponibles Gonzalo, pero le guardaron su puesto de trabajo. La obra social Jerárquicos Salud se hizo cargo de todo en el Hospital Italiano: 150.000 pesos por día era el costo de la internación", relató Laura.

Cuando llegaron al Hospital Italiano escucharon las palabra mágicas del personal médico: "Acá hay un tratamiento para tu hijo y para nosotros eso fue un bálsamo al alma. El tacto para tratar a los familiares, la contención, las enfermeras nos dijeron nosotros somos la familia que no eligieron pero acá estamos. Palabras que cumplieron a rajatabla hasta el último día". Laura lo recuerda y se emociona.

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La detección de la enfermedad y el traslado a Buenos Aires

Laura, Gonzalo y Fede se internaron mientras el hermano de Laura viajó y les buscó departamento. Debían estar cerca del hospital porque la salud de Fede era frágil y si levantaba temperatura tenían que correr al centro de salud. A Fede le implantaron un catéter para comenzar con las quimioterapias. "En Santa Fe me dijeron que Fede iba a trasplante de médula. Yo con mi ignorancia pensé que a Fede le iban a abrir la espalda de punta a punta. El no saber te genera cuestiones emocionales que te juegan en contra" expresó Laura.

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Melina Casino es hematóloga y trabaja en Cenaele, es conocida de Laura, viajó y le contó en que consistía el tratamiento para Fede lo que dotó de tranquilidad al matrimonio. "El proceso de quimioterapia puede funcionar bien o puede ser una película de terror, cada organismo reacciona de forma diferente. Los hemato oncólogos Mara Villamil y Sebastián Antelo del hospital Italiano (los ángeles guardianes de Fede) observaban la reacción positiva de Fede e inesperada frente a los tratamientos y no lo podían creer", recordó. Por lo poco habitual que suele ser ese tipo de respuestas, los médicos hasta llegaron a hablar de milagro.

El tratamiento

El tratamiento al que debió someterse el pequeño Fede era sumamente agresivo. Eran seis bloques de quimioterapia, cada bloque es una semana ininterrumpida que tiene una toxicidad extrema. "Ese es el veneno que salva. Cada quimio lo dejaba sin defensas. Terminaba una y lo poníamos en una cajita de cristal, se recuperaba, le hacían un punción medular. En el segundo bloque Fede llegó a los cero blastos, es decir que a los dos meses de tratamiento Fede ya no tenía células malas", destacó Laura.

Los papás de Fede dormían, almorzaban y se bañaban en la habitación del pequeño, en aislamiento porque había que preservar su salud. Los tres juntos atravesaron juntos el tratamiento. Cables, suero y bombas. Todo eso en el cuerpo del pequeño y había que cuidarlos las 24 horas. "Si mi marido no hubiese estado conmigo se me hubiese complicado ir a hacer pis por ejemplo. No lo podías dejar. Yo jamás me fui de su lado, un tema que aún trato en terapia con Elizabeth Diaz, mi psicóloga", contó Laura.

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Laura se acuerda en el relato de las otras madres con las que convivió en el Hospital Italiano. "Estábamos enterísimas al lado de nuestros hijos jugando, salíamos al pasillo y moríamos -reconoció-. Éramos cinco mamas, nos acompañábamos y nos abrazábamos entre todas. La red era el apoyo. Nos decíamos, ¡Dale no te voy a dejar que te caigas! Tener a un par que te diga yo se lo que es esperar afuera cuando a tu hijo le hacen una punción en la médula, es terrible".

Los finales de cada bloque de quimioterapia era el momento en que los tres se iban al departamento hasta que Fede se recuperaba para volver. "Cuando él estaba mejor de defensas estaba permitido llevarlo a una plaza, no a cualquiera. Íbamos a la más limpia, vivíamos con alcohol en gel, cuidado, barbijo, Fede pasó todo el año pasado usando barbijo. La nueva normalidad de hoy fue la nuestra mucho antes", aseguró.

El día en que recibieron las noticia de la cura de Fede: "Cero blastos"

Nunca se esperó que Fede sobreviva. No lo esperaban los médicos y tampoco la familia. Los profesionales le avisaban que podían pasar cosas terribles. Por más de que el paciente llegue a los cero blastos, los bloques de quimioterapia previstos se llevan adelante de todos modos.

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El día en que los tres estaban en la plaza recibieron un mensaje de la oncóloga avisándoles que Fede había llegado a los cero blastos, es decir, no tenía rastros del cáncer. "Mi familia se juntó a comer en Santo Tomé y me mandaban fotos haciendo el cero blastos con la mano. Después me empezaron a llegar fotos de gente conocida y desconocida haciendo el cero blastos con los dedos. También en el hospital cada chico que vencía la enfermedad aparecía la foto simbólica", recordó.

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Los papás de Fede prefieren los juegos tradicionales antes que la tecnología para su hijo. Pero, reconocen que durante el tratamiento, usar el celular a Fede lo mantenía quieto y entretenido.

El Fede delgado, sin pestañas, pero por sobre todo sin pelo hizo que Laura se encontrara cara a cara con la enfermedad. "Cuando le lavábamos el pelo, sin dramatizar, me quedaban los mechones en la mano y yo me quería morir". Pero en noviembre del 2019 Fede recibió el alta luego de terminar su último bloque de quimioterapia.

"Yo estaba feliz pero tenía y tengo miedo. Yo en el fondo de mi corazón, se que Fede no pasa más por esto, así como un día estuve segura de que mi hijo tenía leucemia también se que el no vuelve a tener cáncer. Cada mes hay que hacerle controles y uno se preocupa", reconoció.

"Las mamás tenemos procesos largos y emocionales. Cuando llegamos de Buenos Aires, el papá de Fede empezó a trabajar. Somos las mamás de estos niños las que quedamos en casa, poniendo el corazón, el cuerpo y el alma. El costo y el peso que tiene para una madre que acompañó todo el proceso es altísimo".

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La vuelta a Santo Tomé

Laura cuenta el fin de la enfermedad: se lo comunicaron en noviembre pero tuvieron que quedarse un tiempo más para sacar el catéter y que su hijo pueda recuperar las defensas. El 21 de noviembre del 2019 volvieron a su casa y el festejo fue enorme porque regresaron justo el día del cumpleaños número 2 de Federico. Laura, con los ojos empapados, recuerda que ese día entre los familiares se abrazaron, lloraron y rieron... todo a la vez. Fede hoy es un niño sano, extremadamente activo, juega con todo y no para de moverse un segundo. Laura antes era una purista de la educación pero hoy prefiere verlo así, antes de poner tantos límites.

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"Cambié en todo, mi manera de mirar es otra, de mirarlo a él como hijo. Agradecer que hoy nos levantamos, que me sonría, agradecer que se porta mal, digo gracias Dios. Fede tenía un amigo especial en el hospital que es Pedro y que no sobrevivió a la enfermedad. Esa gente la sigue peleando como puede y hay otras mamás que la siguen peleando y que no lograron vencer la batalla. No me olvido de todas las personas que me mandaron mensajes diciéndome que rezaban por Fede, allegados y otros a quienes yo no conocía y hacían cadenas de oraciones."

"El camino va por ese lado, esto no tiene que ser en vano, mi ambición más grande era: todo este dolor que nosotros estamos pasando tiene servir para algo y a alguien. Creo que el mensaje es para las mamás, que -seguramente como yo antes de la enfermedad- esperan que su hijo cumpla sus deseos, que sea bueno en la escuela, que juegue al fútbol... cuantas expectativas ponemos los padres en el futuro de nuestros hijos ... Sin embargo, es hoy... es ahora".

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