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Cáncer de piel: en la provincia de Santa Fe se diagnostican 1.400 casos por año

El de piel es el segundo tipo de cáncer más frecuente en la provincia, solo por detrás del cáncer de mama. La detección temprana permite una recuperación rápida y favorable en la gran mayoría de los casos, por lo que los especialistas insisten en la importancia de realizar controles dermatológicos frecuentes.

Evitar la exposición al sol entre las 10 y las 16 y utilizar protector solar son dos acciones sencillas pero fundamentales para prevenir el cáncer de piel, el segundo trastorno oncológico más frecuente en la provincia de Santa Fe, con un promedio de 1.400 casos anuales. Este tipo de cáncer tiene una tasa de curación muy alta si se diagnostica tempranamente, por lo que los especialistas insisten en la importancia de los controles dermatológicos habituales para la detección de lesiones de piel sospechosas. En el marco de la Semana de Prevención del Cáncer de Piel, 365 personas asistieron a las consultas "a demanda" que el Ministerio de Salud puso a disposición en las ciudades de Santa Fe, Rosario y Reconquista entre el martes 16 y el viernes 19 de noviembre.

El dato fue confirmado a AIRE desde la Agencia de Control del Cáncer de Santa Fe, el organismo encargado de llevar adelante las campañas de prevención y el registro de estadísticas de enfermedades oncológicas en la provincia. La cifra de consultas es auspiciosa, luego de un año 2020 en el que, debido a la pandemia de covid-19, la mayor parte de la población dejó a un lado los chequeos médicos habituales. "El año pasado todos los controles de salud mermaron mucho: vimos reducción en los screening poblaciones en relación a todos los tipos de cáncer. Es importante recuperar el hábito de los chequeos preventivos", advirtió la dermatóloga Guillermina Garello, integrante del Programa de prevención del cáncer de piel de la mencionada Agencia.

Garello detalló que los casos de este trastorno oncológico se distribuyen en dos grandes grupos: cáncer de piel melanoma y cáncer de piel no melanoma. Este último es el tipo más frecuente, y a su vez se divide en dos clases: carcinoma basecelular y carcinoma espinocelular. "En general, el cáncer de piel no melanoma tiene buen pronóstico: puede generar destrucción local e invasión regional, pero la mortalidad de este tipo de tumores es mucho más baja que la del melanoma, que tiene una alta tasa de mortalidad. El melanoma es menos frecuente pero mucho más agresivo", precisó la especialista.

De acuerdo a las cifras del Registro de Cáncer de Santa Fe (Recasfe), de 2013 a 2018 (inclusive) se detectaron en la provincia 8.573 casos de cáncer de piel, algo más de 1.400 en promedio por año. Entre ellos, hubo 7.533 casos de cáncer de piel no melanoma (88% del total) y 1.040 casos de melanoma (12%). Es el segundo tipo de cáncer más frecuente entre los santafesinos, sólo por detrás del cáncer de mama, que cuenta con un promedio de 1.650 diagnósticos al año, aunque las poblaciones afectadas no son directamente comparables ya que el cáncer de mama afecta casi exclusivamente a las mujeres (los casos detectados en hombres constituyen menos del 1% del total).

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Causas

El cáncer de piel está directamente asociado a la exposición excesiva a los rayos ultravioletas (UV) tanto del sol como artificiales (por ejemplo, los que emiten las cabinas de bronceado). Estos rayos penetran en la piel y la dañan, aunque sus consecuencias pueden verse mucho tiempo después, ya que a lo largo de los años la piel acumula los efectos de la radiación UV. Las lesiones cancerosas suelen aparecer en las zonas que con mayor frecuencia están expuestas a los rayos, como la cara, el cuello, la espalda y las extremidades. Es más común en personas de más de 50 años, pero cualquiera puede resultar afectado.

Garello hizo hincapié en que "hay estudios sólidos en los que se ha visto que las camas solares han inducido melanomas. Por esto, los especialistas en dermatología consideramos a las camas solares como carcinógenas para el cáncer de piel" y recordó que, por los riesgos que generan, desde 2012 está vigente en Argentina una ley que prohíbe la utilización de las camas solares en menores de 18 años, ya que el uso de estos dispositivos en edades tempranas aumenta significativamente el riesgo de desarrollar melanoma en el futuro.

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La exposición a los rayos UV de las camas solares aumenta exponencialmente la posibilidad de desarrollar cáncer de piel. Los especialistas desaconsejan totalmente este recurso.

La exposición a los rayos UV de las camas solares aumenta exponencialmente la posibilidad de desarrollar cáncer de piel. Los especialistas desaconsejan totalmente este recurso.

Prevención

"Se calcula que hacia los 18 años la mayoría de las personas ya recibió el 80% de la radiación UV a la que estará expuesta a lo largo de la vida, ya que las actividades al aire libre son más frecuentes en la infancia y la adolescencia. Por eso, la prevención debe empezar desde el primer día de vida", recomendó Garello. También recordó que los menores de un año no deben estar expuestos al sol de forma directa y que los protectores solares se pueden aplicara a partir de los seis meses de edad. Además, brindó una serie de pautas sencillas que se deben seguir día a día para evitar el desarrollo de lesiones cutáneas que puedan derivar en cáncer de piel:

- Evitar el sol directo entre las 10 y las 16.

- Vestir prendas con mangas largas de colores claros al estar expuesto al sol directo.

- Utilizar sombrero, preferentemente de ala ancha.

- Usar lentes de sol con filtro UV.

- Utilizar protector solar de marca reconocida con FPS mayor a 30. El producto se debe aplicar sobre la piel limpia y seca (sin olvidarse de los labios, las orejas, y el cuero cabelludo) y se debe renovar cada dos horas, o antes si la persona se sumerge en el agua o transpira por la práctica de algún deporte. Al respecto, Garello apuntó que "todos los protectores solares con FPS mayor a 30 son buenos, pero hay que tener en cuenta que la pantalla solar total no existe: no hay ningún protector que bloquee por completo la radiación UV", advirtió.

- Hidratarse adecuadamente: beber al menos dos litros de agua por día y aplicar crema hidratante sobre la piel tras la exposición solar.

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El protector solar debe aplicarse todos los días, no sólo en el caso de actividades extraordinarias como vacaciones o asistencia a pileta.

El protector solar debe aplicarse todos los días, no sólo en el caso de actividades extraordinarias como vacaciones o asistencia a pileta.

Controles médicos

La entrevistada indicó que lo recomendable es asistir al control con el dermatólogo una vez al año. El chequeo de lunares y otras marcas de la piel es un procedimiento que se denomina dermatoscopía: el especialista lo realiza en el consultorio de forma ambulatoria y es totalmente indoloro. En el caso de detectar alguna lesión sospechosa, el profesional indicará seguimiento o, si fuera necesario, la realización de una biopsia. Para quienes no cuenten con obra social o acceso a la salud privada, Garello recordó que casi todos los hospitales públicos de Santa Fe cuentan con servicio de Dermatología.

Respecto a los pacientes recuperados de cáncer de piel, la especialista explicó que quienes tienen ya un antecedente de haber padecido la enfermedad tienen posibilidad de volver a desarrollarla. "El daño que producen los rayos UV en la piel es acumulativo, y así como se produjo un tumor por primera vez, puede llegar a formarse un segundo tumor. Por eso, los controles habituales son sumamente necesarios en estos pacientes", recalcó.

Autoexploración

En los meses que transcurren entre un control dermatológico y otro, es importante observar frecuentemente los lunares de la piel para advertir cualquier posible cambio en ellos. Es un hábito simple que permite a cualquier persona conservar la salud cutánea. La Academia Española de Dermatología, que integra la Coalición Global para la Atención de Pacientes con Melanoma, compartió recientemente una guía sencilla para realizar una vez por mes la autoexploración de la piel, como una herramienta para fortalecer la prevención de este tipo de cáncer.

Guía para la autoexploración de la piel