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Con señuelos en la esquina de casa

El título intenta explicar qué cerca nos queda a los santafesinos pescar en la laguna Setúbal, límite este de la cuidad, que pertenece al sistema Leyes-Setúbal recibiendo directamente agua del propio río Paraná.

Por Ariel Robledo

El inmenso espejo de la laguna Setúbal es apto para muchos deportes náuticos y también para el esparcimiento de bañistas que, en época de verano, gozan de sus fantásticas playas.

Estas aguas albergan toda la variedad de peces del Litoral: se logran dorados, surubíes, taruchas, chafalotes, grandes rayas y mandubas, en los meses cálidos, mientras que, en invierno, pican excelentes amarillos y una rica variada.

Con la llegada de la primavera y la temperatura en ascenso decidimos aprovechar una tarde para relevar estos pesqueros vecinos intentando pescar tarariras.

Cuando uno dice “aprovechar la tarde”, literalmente es así, ya que, gracias al sistema de ríos y lagunas que bordean a la ciudad de Santa Fe, uno puede disponer de unas horas para acceder a los pesqueros más cercanos pero, no por ello, menos rendidores. Todo depende de las pretensiones del pescador: se sabe que, si buscamos el gran trofeo, debemos alejarnos de las grandes urbes pero, cuando deseamos capturar peces deportivos con equipos más sutiles, las chances mejoran notablemente.

Armamos equipos de bait y de spinning: cañas de 1,80 metros y 8 a 17 libras, con reeles de bajo perfil y frontales cargados con multifibra de 0,23 mm, y un surtido de ranitas de goma acompañadas por cucharas Goziolure y Don KB, ambas muy efectivas.

La marcada bajante de los últimos días nos obligó a optimizar las maniobras para poder acceder a pesqueros de escasa profundidad, pero donde sabemos que daremos con las preciadas presas.

Comenzamos los intentos en un desplayado con mucha vegetación acuática y enseguida llegaron las respuestas. Taruchas pequeñas y medianas atacaron los engaños con firmeza, pese a la merma de la temperatura que experimentábamos en esos días.

Es importante aclarar que durante los primeros días de setiembre tuvimos un clima muy cambiante, con jornadas de altas temperaturas, seguidas de otras de mucho frío. Esto, indudablemente, modifica las condiciones de buena pesca y nos obliga a insistir más de la cuenta en algunos sectores para obtener piques.

Mientras nos desplazábamos por un canal de la laguna sentimos unos toquecitos leves en los señuelos y comprobamos, por la claridad del agua, que se trataba de dentuditos paraguayos, variedad muy deportiva para intentarla con equipos ultralivianos. Pusimos cucharas giratorias que solo Ariel tenía y logramos varios ejemplares.

Una especie que está conquistando cada vez más a los pescadores es la tararira. Un pez que, para quienes nos gusta la pesca con señuelos, tiene un gran valor deportivo. Los mejores ataques los vamos a conseguir en octubre y noviembre, momentos en los cuales las Hoplias salen del letargo y se encuentran en plena recuperación de sus energías y, por lo tanto, con mucha hambre. Seguramente en este período veremos ataques en superficie, que nos dejarán impactados, con saltos acrobáticos y una dura pelea. La temporada de las “tarus” se extiende hasta la llegada del próximo invierno, por lo que tenemos varios meses para tentarlas.

Esta es una pesca muy divertida para realizarla con los niños, ya que generalmente los sitios son de fácil acceso, como, por ejemplo, canales de escasa profundidad y espejos de agua encerrados.

En mi caso, tengo a mis hijos Valentín y Santiago, que son amantes de la pesca con señuelos, y una de sus debilidades es la pesca de este pez en el verano. Gracias a la fabricación de señuelos con antienganches, la posibilidad de hacer lanzamientos sobre la vegetación acuática sin enganchar los artificiales simplifica toda la pesca, aun para quienes están empezando en este desafío.

En nuestra caja de pesca deben estar las ranitas de goma en distintos modelos y marcas, las famosas Goziolures, los látex blandos de Don Kb, y una extensa lista de señuelos ideales para pescar en superficie y con vegetación. Para lugares un poco más limpios, podemos utilizar señuelos de paleta corta, spinners baits o cucharitas giratorias. El límite de señuelos los pone el pescador con su presupuesto pero, en realidad, contamos con muchos modelos y marcas de precios accesibles y muy buenos resultados. Los colores que suelen rendir bien son verde, negro, rosado, anaranjado y la combinación de rojo y blanco.

Pasaron rápidamente las horas con tanta diversión. Para la vuelta decidimos probar con el dorado en un lugar de juncos, donde el agua se aceleraba. Cambiamos los artificiales por señuelos de babero y coloqué un spinner bait de nuestro querido y recordado Alberto Juan (Alfer´s). Pocos lances bastaron para tener respuestas: pinchamos tres ejemplares y levantamos uno en apenas veinte minutos y tres pasadas en el sitio.

Con las últimas luces navegamos diez minutos hasta la guardería, mientras comentábamos que esta laguna es maravillosa: tiene pesca abundante y vale la pena conocerla. Es el símbolo de la ciudad de Santa Fe, junto a su puente colgante.

Acérquese a mi tierra y disfrute de hermosos paisajes isleños y la calidez de su gente.

Para más información entre, aquí: www.revistaelpato.com         

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