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De Egipto a Nueva York, un viaje por las grandes bibliotecas del mundo

El viajero puede ser una persona curiosa, acaso un bibliófilo apasionado por los libros antiguos o un entusiasta de la arquitectura y las leyendas que toda gran biblioteca guarda. Lo cierto es que muchas bibliotecas merecen ser conocidas. Por eso aquí se sugieren algunas, entre las más célebres, para visitar en Europa, América, Asia y Africa.

En la Ciudad del Vaticano sigue en pie una de las más antiguas, la Biblioteca Apostólica Vaticana. En 1587 el arquitecto Domenico Fontana, a pedido del Papa Sixto V, construyó el edificio que aún hoy es su sede central. Allí se destaca el célebre “Salone Sistino”, decorado con pinturas al fresco.

La Biblioteca de la Santa Sede conserva 180.000 manuscritos en latín, griego, hebreo y árabe. Además tiene 1.600.000 libros impresos y más de 8.600 libros incunables editados en los primeros tiempos de la creación de la imprenta.

Entre tantos tesoros se encuentra la firma del científico italiano Galileo Galilei al pie del expediente judicial de 1633, cuando la Iglesia Católica lo acusaba de herejía. Y también se pueden apreciar las cartas del apóstol Pedro y las biblias más antiguas. Los turistas pueden visitar la BAV sólo a través de itinerarios autorizados y con guía.

La biblioteca de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, funciona desde el año 1602. Conocida como The Bodleian Library, es una de las más antiguas de Europa. Su nombre recuerda al bibliotecario Thomas Bodley (1545-1613) y a los edificios históricos de las aulas de exámenes en el Schools Quadrangle, que él impulsó y  hoy son parte de la biblioteca.

En 1749 se sumó otro edificio, el domo neoclásico de la Radcliffe Camera. Esta institución conserva más de 12 millones de libros. Entre las rarezas, la Bodleian conserva la primera edición de las obras de Shakespeare (el famoso First Folio de 1623) y los manuscritos de “El matrimonio del cielo y el infierno”, del poeta William Blake. Están los originales de “Frankenstein” de Mary Shelley los dibujos de Tolkien para “El Hobbit”. Con sus exposiciones y recorridos guiados, cada año la Bodleian atrae a millones de turistas.

Los primeros manuscritos de la “BNF” (por “Bibliotheque Nationale de France”) se acumularon desde 1368 en las salas de lo que llegaría a ser el Museo del Louvre. En 1461 durante el reinado de Luis XI, se integraron en en la “Bibliotheque du Roi”, que sería  nacionalizada en 1792 durante la Revolución Francesa.

La antigua sede es el edificio del año 1868 en la Rue de Richelieu, que conserva su hermosa sala de lectura. En 1996 fue abierta al público la sede moderna, que tiene su propia estación de subte, Bibliotheque Francois Mitterrand. Hay allí cuatro esbeltas torres a orillas del río Sena, obra del arquitecto Dominique Perrault.

Cada torre tiene 22 pisos y la forma de un libro abierto: la torre de los nombres, las leyes, el tiempo y las letras. Se conservan 14 millones de libros y 250.000 manuscritos. Entre ellos hay originales de Sartre, Proust, Diderot y Pascal, entre otros célebres autores. Abundan los manuscritos antiguos y hay más de cinco mil textos en griego clásico. La BNF se caracteriza por sus grandes exposiciones temporales y temáticas.

Frente al puerto de Alejandría, en Egipto, funciona desde 2002 la moderna “Bibliotheca Alexandrina”, conocida también como Nueva Biblioteca de Alejandría. Evoca desde su nombre una histórica relación con la institución creada aquí, tres siglos antes de la era cristiana, por el gobernante griego Ptolomeo. Aquella biblioteca dirigida por discípulos del filósofo Aristóteles era un centro de estudios que guardaba en miles de papiros la herencia cultural clásica.

La nueva biblioteca es un complejo que incluye un planetario, cuatro museos dedicados a los manuscritos, las antigüedades y las ciencias, además de galerías de arte y seis bibliotecas especializadas. La arquitectura del edificio principal evoca la figura de un sol naciente, con paredes de granito de Asuán, inscripciones antiguas y paneles de vidrio.

La Nueva Biblioteca de Alejandría tiene capacidad para almacenar ocho millones de libros. Francia donó documentos sobre la construcción del Canal de Suez y España, textos relacionados con la época medieval y el dominio árabe en la región de Al Andalus. La sección dedicada a los premios Nobel de literatura guarda obras de los ganadores. El Museo de los Manuscritos conserva la mayor colección mundial digitalizada de textos antiguos.

A unos 45 minutos de auto desde Madrid, en el pueblo español de San Lorenzo de El Escorial, se encuentra la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, creada por el rey Felipe II en el año 1565. Guarda más de 40.000 libros  editados en los siglos XV y XVI, además de 600 incunables y miles de manuscritos latinos, árabes y hebreos. Esta biblioteca, dependiente de Patrimonio Nacional de España, es célebre por su salón principal, decorado con frescos pintados por Pellegrino Tibaldi que están dedicados a la gramática, la retórica, la dialéctica, la aritmética, la música, la geometría y la astrología, la filosofía y la teología.

Las estanterías de madera de caoba y cedro son obra de Juan de Herrera, el arquitecto que diseñó el monasterio. En la Real Biblioteca se conservan manuscritos de San Agustín y obras de Santo Tomás de Aquino, ediciones del Corán y la famosa Biblia Políglota impresa en Alcalá de Henares en 1520, que incluye textos en hebreo, griego, latín y arameo. 

En los Estados Unidos, la célebre Biblioteca Pública de Nueva York (New York Public Library) nació en 1895 con donaciones de bibliófilos y millonarios como John Astor, James Lenox, Andrew Carnegie y Samuel Tilden. Hoy es una red de bibliotecas con 53 millones de libros repartidos entre 88 filiales ubicadas en los distritos neoyorquinos de Manhattan, Brooklyn, Queens, Bronx y Staten Island. Pero el edificio símbolo de la NYPL está junto a los jardines del Bryant Park, en el cruce de la Quinta Avenida y la calle 42.

Es el palacio de estilo francés Stephen Schwarzman Building, terminado en 1911 y custodiado por dos leones de mármol.

Allí se guardan 15 millones de libros, desde manuscritos medievales y antiguos pergaminos con escritos de China y Japón hasta los originales de poemas de Walt Whitman, partituras musicales de Paul Debussy o manuscritos de la actriz Katherine Hepburn.

Todos los años en noviembre se hace aquí la fiesta “Library Lions Gala”, en la que fueron homenajeados, entre otras celebridades, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Margaret Atwood y Nelson Mandela. La programación cultural de la NYPL es muy variada. Hay cursos para todos los gustos, exposiciones temporales y tours guiados.

En Florencia, la Biblioteca Medicea Laurenziana es, tal vez, la más célebre de Italia, por el imponente diseño del edificio y por la colección de textos heredados de la familia Medici. Construida en base a diseños de Miguel Angel Buonarroti en el claustro de la Basílica de San Lorenzo a pedido del Papa Clemente VII (Julio de Medicis), la arquitectura de esta biblioteca fue un modelo a imitar para muchas otras en el mundo. Es el caso del vestíbulo y las escaleras de acceso, igual que el salón con sus bancos de lectura.

En la actualidad, esta biblioteca es prácticamente un museo que guarda verdaderas joyas entre sus 11.000 manuscritos. Entre ellas, el “Código” del emperador Justiniano, una edición en códice de los diálogos platónicos que Cósimo de Médicis le entregó al humanista Marsilio Ficino para su traducción. También se conservan textos autógrafos del escritor y humanista italiano Giovanni Boccaccio, el autor de “El Decamerón”. Y de otro humanista famoso, el poeta Francesco Petrarca. Hay textos del orfebre Benvenuto Cellini. Y no faltan códices con obras de autores de la antigüedad clásica griega y romana, como Tacito, Plinio, Esquilo, Sófocles y Quintiliano.

Es una fiesta para los ojos, tanto por su arquitectura como por los libros que allí se guardan. Construido en el casco antiguo de Río de Janeiro en la década de 1880, el Real Gabinete Portugués de Lectura es una biblioteca que conserva más de 350.000 volúmenes. Centrada en la literatura de Portugal, entre otros tesoros aquí está la primera edición de “Las Lusíadas” del poeta Luis de Camoens, que fue publicada en 1572 y es un célebre poema épico. También hay otras rarezas, como los manuscritos de Carlos Castelo Branco, un famoso escritor romántico portugués del siglo XIX.

El edificio deslumbra por su arquitectura de estilo neomanuelino, que evoca la época del rey Manuel I y el renacimiento gótico de esos años. Es obra del arquitecto portugués Rafael da Silva e Castro. La fachada, esculpida en piedra por Germano José Salle, se inspira en el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa, con homenajes al navegante Vasco da Gama y el poeta Camoens. El salón de lectura abunda en escaleras y barandas de hierro y bronce, estantes de madera tallada y dorada con libros apilados hasta el techo. (www.realgabinete.com.br).

Este moderno edificio de cemento, acero y cristales fue diseñado por el arquitecto Alberto Kalach como un centro cultural. Además de 600.000 obras para consultar, también hay muestras de arte, conciertos, cine y teatro. La biblioteca lleva el nombre del pensador y político José Vasconcelos, un gran promotor de la lectura en los inicios de la Revolución Mexicana y primer director de la Biblioteca Nacional de México. Inaugurada en 2006 por el presidente Vicente Fox, la biblioteca puede guardar dos millones de libros. Ubicada en el norte de la ciudad, cerca de la estación Buenavista de trenes, está rodeada de parques y jardines.

La escultura de una ballena, obra de Gabriel Orozco, atrae las miradas en el hall central. Relacionada con la Comisión Nacional de Cultura (Conaculta), la institución atesora más de 45.000 libros raros, ejemplos de la edición mexicana desde el siglo XVIII hasta el siglo XX, además de libros que pertenecieron a las bibliotecas personales de grandes intelectuales mexicanos, como Carlos Monsivais, Alí Chumacero y Antonio Castro Leal.

Su historia se remonta a Mariano Moreno y los días de la Revolución de Mayo de 1810. En distintas épocas sus directores fueron personalidades de la cultura como Paul Groussac, Jorge Luis Borges y Alberto Manguel. En 1992 se abrió al público la moderna sede cerca de Plaza Francia, obra del arquitecto Clorindo Testa. Allí pueden guardarse tres millones de libros.

La Biblioteca Nacional Mariano Moreno conserva 11.000 volúmenes en su Sala del Tesoro, entre ellos hay incunables (como un folio de la Biblia de Gutenberg) y ejemplares de los primeros diarios y revistas impresas en Argentina. En 2017 se sumaron los 17.000 libros de la biblioteca personal de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. La institución funciona como un centro cultural con exposiciones de temas variados, por caso, desde las historietas hasta Gabriel García Márquez. En 2011 fue creado el Museo del Libro y la Lengua, en un edificio anexo a la Biblioteca Nacional.

Creada en 1909 como Biblioteca Imperial de Pekín en tiempos de la dinastía Qing, se abrió al público en 1912, poco antes de la abdicación del último emperador.

Un palacio clásico en el Beihai Park funciona desde 1987 como biblioteca de libros antiguos. Pero la moderna sede central es un complejo de edificios (el último se abrió en 2007) que ocupan 250.000 metros cuadrados y guardan 34 millones de libros. Está en el distrito Hai Dian, con su estación de subte, imprenta, talleres de restauración y museo del libro.

Aquí se conservan tesoros, como los documentos de la burocracia imperial china desde el siglo X en adelante. Hay tabletas escritas sobre piedra y bronce. Está el “Siku Quanshu” (“el libro de los cuatro tesoros”), una antología literaria hecha en 1782 por la dinastía Qing. Y la obra magna del emperador Yongle, una enciclopedia escrita en 1408 durante la dinastía Ming. De la época de la dinastía Han están las “Analectas”, obra de los discípulos de Confucio que reúne sus enseñanzas.

www.Clarin.com

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