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Internacionales

Rusia buscará atraer miles de migrantes para atajar su problema demográfico

El declive demográfico es un problema cuando un país quiere asentarse como potencia mundial, estatus al que Rusia aspira con una intensidad renovada en los últimos años. La caída rusa en términos de población alcanzó su punto álgido en 2018, año en que se redujeron por primera vez en términos absolutos los habitantes del país.

Según el Servicio Estatal de Estadísticas ruso (Rosstat), Rusia contaba con 148,8 millones de habitantes en 2018, casi un millón menos que el año anterior. Y las perspectivas de la ONU en esta materia no son alentadoras, ya que según la Organización el país habrá perdido el 8% de su población en 2050.

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Vladimir Putin, presidente de Rusia. Foto: Xander Heinl

El problema ruso con la demografía se alarga hace décadas y consciente de ello, el Gobierno, con Vladimir Putin a la cabeza, estimó que llegó la hora de actuar. Por ello tiene intención de empezar a implementar un plan para atraer a entre 5 y 10 millones de inmigrantes entre 2019 y 2025.

Hasta ahora, las principales políticas sobre el asunto fueron en la línea de tratar de fomentar la natalidad. En las elecciones del año pasado, Putin incorporó en su programa la promesa de un gasto de US$8.000 millones en los próximos tres años en programas para ayudas a familias para alentar los nacimientos. Sin embargo, ese no es el único indicador que su agenda quiere apuntalar.

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Aunque las cifras no son del todo concretas ni están actualizadas, el Servicio Rosstat estima que alrededor de 377.000 rusos abandonaron el país en 2017. Buena parte de ellos (un 22%) serían jóvenes profesionales con cualificaciones altas, exactamente los mismos que podrían ayudar al país a alcanzar el estatus de primera potencia que tanto desean sus dirigentes.

Y mientras Rusia fue tradicionalmente un país receptor de migrantes –en su mayoría provenientes del Cáucaso y de Asia Central–, también esta tendencia fue a la baja paulatinamente en los últimos tiempos.

Por todo ello, se estima que Rusia necesita hasta 300.000 personas adicionales por año para mitigar poco a poco los efectos de la pérdida natural de población y quedarse en un crecimiento neto de cero. Y el gobierno de Putin aprobó un plan en octubre para que suceda.

Las primeras medidas son las de facilitar el acceso a los permisos de trabajo y la obtención de la ciudadanía rusa, con el foco puesto en países cercanos, como Ucrania, Kazajistán, Uzbekistán, Moldavia, y otras repúblicas exsoviéticas. Pero también se quiere atraer a otros extranjeros que puedan integrarse con facilidad en la sociedad rusa.

Eso no parece tan sencillo, ya que algunos expertos señalan las dificultades que pueden hacer frente los inmigrantes en una sociedad “cerrada” en la que muchas veces puede ser difícil sentirse bienvenido. De hecho, las tensiones étnicas hicieron que en los últimos años aumenten los episodios de violencia contra los extranjeros racializados.

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La extrema derecha reunida en Rusia

Por ahora, el plan de Putin no parece estar dando mal resultado, ya que los números de la agencia estadística rusa muestran un aumento significativo del número de inmigrantes en los primeros meses de 2019. Según sus datos, se contaron 98.000 personas llegadas al país, en comparación con las 57.100 registradas en el mismo período de 2018.

De todos modos, parece pronto para evaluar los efectos de las nuevas medidas. Está por ver si los objetivos se completan y Rusia puede mantener el ritmo de crecimiento adecuado para alcanzar sus pretensiones geopolíticas.

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