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Multitudinaria Marcha del Silencio: “¡Que nos digan donde están!”

Este lunes 20 de mayo se realizó la 24ª Marcha del Silencio, con la consigna: “¡Que nos digan donde están! Contra la impunidad de ayer y hoy!”.

Como cada año, desde 1996, este 20 de mayo se realizó una nueva Marcha del Silencio por verdad y justicia en Uruguay.

La fecha recuerda los asesinatos del senador del Frente Amplio Zelmar Michelini, del diputado del Partido Nacional Héctor Gutiérrez Ruiz y de Rosario Barredo y William Whitelaw, ocurridos Buenos Aires en 1976, y la desaparición de Manuel Liberoff.

“Es por sobre todas las cosas un abrazo a todos nuestros desaparecidos”, expresó el grupo Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos que organiza la marcha.

Asimismo indicó que la marcha de todos los años es “una cálida demostración de solidaridad con quienes sufrieron y aún sufren las consecuencias de la barbarie del terrorismo de Estado, y particularmente con la lucha de las madres que buscaron a sus hijos y los siguen buscando”.

La movilización expresa “el repudio más enérgico a las atrocidades cometidas, tristemente reivindicadas no sólo por sus ejecutores sino también por los generales y la oficialidad actual, que no temen por su honor cobijando en sus filas tales elementos”, expresó Madres y Familiares a través de un comunicado.

La Marcha del Silencio constituye un “no rotundo a las políticas de olvido”.

“Nos recuerda que el crimen de la desaparición se sigue cometiendo hoy y representa una amenaza permanente para las nuevas generaciones que deben vivir libres y luchar por sus sueños sin esa carga.  Por eso estas marchas son también un abrazo protector para nuestros jóvenes”, indicó la organización de derechos humanos.

Las Marchas del Silencio expresan “la voluntad de miles de ciudadanos a lo largo y ancho de nuestro país, que no quieren que esta historia se repita. ¡Nunca más dictadura ni  terrorismo de Estado!”.

Por otro lado, Madres y Familiares lamentó “hondamente tener que denunciar a los senadores que pusieron sus rencillas electorales por encima de lo que su investidura les reclama, que es la defensa de la institucionalidad democrática con acciones y expresiones que la fortalezcan y no con eufemismos que los conviertan en cómplices de  un pasado doloroso”.

“Los generales que estos días expresaron su mentalidad golpista, que avalaron con sus fallos de los tribunales de Honor, los gravísimos delitos de José Gavazzo, Jorge Silveira y Luis Maurente, no deben bajo ningún concepto integrar y menos aún conducir las Fuerzas Armadas. Pero, nuevamente el Senado no estuvo a la altura de lo que la República exige”, lamentó el grupo.

Días pasados la Cámara de Senadores no aprobó las venias del Ejecutivo, a efectos de disponer el pase a situación de retiro obligatorio de los generales del Ejército: Claudio Romano, Carlos Sequeira, Alejandro Salaberry y Gustavo Fajardo (quienes actuaron en el Tribunal de Honor que tomó declaraciones a José Gavazzo, Jorge Silveira, Ernesto Ramas y Gilberto Vázquez por violaciones a los derechos humanos en dictadura).

Madres y Familiares manifiesta que tampoco comparte “la poca transparencia que tuvo este proceso por parte de todos los implicados, incluida la Presidencia”.

“Nunca avalaremos ni justificaremos los pactos silenciosos y la poca decisión política con que se han movido todos los partidos que se han sucedido en el gobierno. Pero esto no justifica proteger a los militares  artífices de este veredicto. Es muy grave el mensaje dado por el Senado”.

“Esos mismos senadores que se llenan la boca diciendo que quieren terminar con los delitos, ¿qué nos ofrecen con esta votación? Humillación, vergüenza y más impunidad”, sostiene el grupo.

Agrega: “Queremos un Estado que genere garantías y no amenazas. Un gobierno que las materialice con verdad y justicia. Con investigación y esclarecimiento de los delitos del Estado, como la base sólida en la que se asiente la democracia”.

También cuestionan que a los tres partidos que se alternaron desde 1985 a la fecha “les cabe la responsabilidad de mantener intocada la formación de las Fuerzas Armadas, en una doctrina golpista y una soberbia mesiánica, colocándose además como una institución por encima y por fuera del orden democrático. Sin sentirse obligados a subordinación alguna a los poderes del Estado”.

“No queremos éstas Fuerzas Armadas, ni la impunidad de sus crímenes. Queremos garantías para una democracia plena”, indica la organización.

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