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Internacionales

Día de furia en la Franja de Gaza: al menos 58 muertos y 2000 heridos

Los enfrentamientos protagonizados por jóvenes palestinos y soldados israelíes este lunes a lo largo de la valla fronteriza que rodea la parte norte y este de la Franja de Gaza causaron 58 muertos y más de 2.400 heridos, la cifra de víctimas más alta en una misma jornada desde la primera Intifada. A pesar de la condena generalizada por parte de la comunidad internacional, el gobierno hebreo se reafirmó en su intención de seguir reprimiendo implacablemente las movilizaciones, que está previsto continúen durante la conmemoración del “Día de la Nakba” o catástrofe nacional palestina.

Según un portavoz del ministerio de Sanidad de Gaza, entre los muertos se encontraban al menos 8 menores de 18 años, que fueron abatidos por los francotiradores militares. De acuerdo a la misma fuente, entre los heridos más de un millar lo fueron por impactos de munición real, de los cuales 30 se encontrarían en estado crítico y otros 70 graves, por lo que el número de muertos podría aumentar. El resto habrían sufrido caídas, golpes, contusiones, o inhalaciones de gases lacrimógenos.

Esta penúltima jornada de la llamada “Gran marcha del retorno” que comenzó el pasado 30 de marzo con la conmemoración del “Día de la tierra” y que finaliza este martes 15 con la del “Día de la Nakba” vino a superar todas las expectativas. Pues sí durante el primero el número de muertos fue de 17, a lo largo de los viernes posteriores presentó una clara tendencia bajista, para un total de 45 fallecidos en 7 jornadas de lucha, pero que ahora quedaron superadas en un solo día.

Concebida inicialmente como una secuencia de acciones de resistencia no violenta –con el triple objetivo de volver a colocar la cuestión palestina en la agenda internacional de la que ha quedado totalmente relegada, denunciar la grave crisis humanitaria que atraviesa la Franja debido al bloqueo al que está sometida, y reclamar el derecho del retorno de los cinco millones de refugiados que continúan en el exilio– la “Gran marcha del retorno” ha quedado teñida de sangre.

El premier Benjamín Netanyahu salió de la euforia que mostró durante la ceremonia de inauguración simbólica de la embajada estadounidense, reclamando tras reunirse con el gabinete de seguridad que “todo Estado tiene el derecho y obligación de defender sus fronteras”. Las declaraciones del primer ministro se vieron complementadas por otras del portavoz del ejército, Ronen Manelis, quien calificó lo ocurrido como hecho “sin precedentes”, pero en ningún momento dio a entender que vayan a cambiar las reglas de enfrentamiento, por lo que el número de víctimas podría multiplicarse durante los próximos días.

De hecho, el ejército intentó convencer a los gazatíes de que no acudieran a las movilizaciones. Para ello tiraron miles de octavillas desde avionetas el pasado viernes, que contenían advertencias tales como “No se acerque a la valla fronteriza y no participe en el espectáculo montado por Hamas”. Según la interpretación israelí, el movimiento islamista radical que gestiona la Franja desde junio de 2007, procedió a cooptar e instrumentalizar las movilizaciones desde que éstas comenzaron el pasado 30 de marzo. Sin embargo, el número de participantes de este lunes superó los 35.000, el más alto hasta la fecha.

En señal de duelo por los muertos el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ordenó tres días de luto durante las que las banderas ondearan a media asta, así como una jornada de huelga general en señal de protesta. Uno de sus asesores, Nabil Abu Rudeina, señaló el traslado de la embajada como la causa última de este nuevo repunte de la violencia, criticando a la Administración Trump por “cancelar su participación en el proceso de paz e insultar al resto del mundo”.

Si bien la cifra de muertos y heridos alcanzada este lunes es ya de por sí espeluznante para tratarse de un Estado que dice defender los valores democráticos y occidentales –tal como aseguraron repetidamente Netanyahu y el presidente Ruben Rivlin en la ceremonia de la embajada– la conmemoración del “Día de la Nakba”, o de la catástrofe nacional palestina, podría incluso superarla. El temor a que Hamas pudiera lanzar algún cohete como señal de fuerza durante el mismo ha llevado al ejército a desplegar el sistema anti-misiles “Cúpula de hierro”, aunque constituiría un riesgo muy alto para los islamistas, dada las subsiguientes represalias israelíes.

La crisis podría empeorar todavía más si las muertes se multiplican de aquí a este viernes de comienzo del mes de Ramadán y los mártires se conviertan en la semilla que germine al terminar el mes sagrado de los musulmanes y nos veamos abocados a una cuarta guerra de Gaza, que según el ministro de Defensa hebreo, Avigdor Lieberman, sería “la última y definitiva”, y en la que los muertos se contarían no por decenas sino por millares.

Fuente: www.clarin.com

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