Tal como lo dicta la filosofía “Oselliana”, Colón jugó un partido sin movimientos audaces, sino siempre manteniendo el orden defensivo y formando un cerrojo cerca del área de Leonardo Burián. Racing fue dueño de la pelota, pero no era claro ni agresivo y abusó de la circulación lateral de la pelota.
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En el mediocampo se libró una partida de ajedrez. A cada volante académico que se desprendía, uno igual sabalero iba a presionar y retornaba a su zona de la cancha una vez se alejaba de su radio de acción. El Pulga Rodríguez y Lucas Viatri jugaron al límite del offside para tener chances de escaparse en alguna contra que podían llegar a sacar.
Los centrales del Rojinegro tenían que estar muy atentos a sus espaldas con los pelotazos cruzados del mediocampo de Racing que intentó saltear líneas tras no poder ingresar con pelota dominada hasta el área de Colón.
En el aspecto ofensivo, el Sabalero no construyó nada ante la lejanía que había entre los delanteros del equipo y el arquero del visitante, Javier García. Colón estaba muy retrasado en el campo y las características de la dupla ofensiva no son las adecuadas para jugar de la manera que pregona Diego Osella. Ni el Pulga ni Viatri tienen la explosión necesaria para jugar a la contra.
La más clara para los de Osella fue a través del delantero tucumano que recibió un cambio de frente desde la izquierda por parte de Marcelo Estigarribia, el ex Atlético Tucumán encaró, ingresó al área con pelota controlada, dejó a dos de Racing en el camino pero definió muy mal y la pelota se fue muy por encima del travesaño.
Segundo tiempo:
En el complemento, en los primeros diez minutos, Colón consiguió jugar el partido más lejos de su propia área. Sin tener chances de gol o sin generar mucho juego para poner en problemas a Javier García, el equipo de Osella respiraba con respecto a lo que venía siendo el juego.
Con el correr de los minutos, la Academia consiguió volver a dominar las acciones del juego y el desarrollo se pareció al del primer tiempo. Además, los cambios del entrenador sabalero no produjeron mucho efecto y el visitante nunca dejó de ser el protagonista del partido.
Tras una gran apilada de Matías Rojas de izquierda a derecha, Matías Zaracho le rompió el arco a Burián desde dentro del área y Racing le ponía justicia al marcador. El 1-0, más allá de no haber muchas llegadas claras de gol, era un premio para el equipo que mas buscó en el área contraria.
El gol fue un cachetazo que sirvió para despabilar al local que con mucho ímpetu pero poco fútbol salió en busca del empate. Los centros, tanto de pelota parada como en movimiento, eran la debilidad de Racing que aguantó como pudo los minutos posteriores al gol de Zaracho.
Tan fuerte iba a ser el deseo de igualar que una de las figuras en la victoria en el Clásico de Avellaneda volvería a ser protagonista, esta vez para mal de su equipo, y permitiría a Colón igualar el encuentro. Javier García salió a descolgar un centro de córner y le dejó el arco servido a Wilson Morelo (había ingresado por Lértora) que puso el 1-1 de cabeza.
El Brigadier López estalló y los ánimos del local se elevaron y sumado al empuje de la gente, el visitante la empezaría a pasar muy mal. De no ser por la sequía goleadora por la que atraviesa el Pulga Rodríguez, Colón pudo haberse puesto 2-1 rápidamente, pero esa tan ansiada victoria no iba a llegar.
La igualdad sigue siendo poco, no modifica mucho en la lucha por la permanencia, una pelea en la que Colón pretende depender de sí mismo para quedarse en la máxima división del fútbol argentino, pero si en este encuentro hubo un punto positivo, para destacar, no fue el conseguido por el empate, sino el de la reacción y la actitud del equipo para igualar y buscar la victoria.
Osella pudo ver un crecimiento desde lo anímico de sus jugadores. Desde lo futbolístico no hubo mucho para resaltar, pero lo actitudinal será importante a futuro y Colón, en este 1-1 ante la Academia, demostró que quiere seguir poniendo el pecho a la situación compleja que atraviesa.