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Mindfulness, una práctica que busca recuperar lo mejor de oriente y occidente en beneficio de la salud física y mental

La psicóloga Merlina Luciani dialogó con Aire Digital y explicó los aspectos de una herramienta que remite al budismo hindú pero que la psicología reinventó el siglo pasado e intentó dotarla de cientificidad. Hallazgos y beneficios, más allá de las modas.

El anglicismo mindfulness se utiliza para aludir a los conceptos de “conciencia plena” o “atención plena”. La Licenciada en Psicología Merlina Luciani se formó en esta práctica y explicó en profundidad los alcances de estos conceptos a Aire Digital.

Egresada de la UCSF, luego se especializó en Terapia Breve Focalizada donde además el mindfulness formaba parte de los contenidos de la capacitación. Al estudio sistemático y específico de esta práctica –que hoy aplica en Santa Fe tanto en la consulta individual como en espacios de taller y grupales–, lo continuó en el Centro Catrec de Buenos Aires, y en la Universidad Favaloro en donde cursó la Diplomatura en Mindfulness. Asimismo, en la Universidad de Málaga donde realizó distintas formaciones sobre “Mindfulness para regular emociones”.

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Actualmente es docente titular de esta diplomatura en Catrec y en la UCES. Y aplica el mindfulness en instituciones públicas y privadas desde hace más de tres años para el tratamiento individual y grupal de problemas alimentarios y de distintas adicciones. Entrevistada por Aire Digital sintetizó ideas centrales de la práctica.

—¿Qué es el mindfulness? ¿Cómo surge y cómo se articula con la psicología?

—Definir mindfulness puede ser muy simple, pero entenderlo no resulta tan fácil. Los humanos nos hemos acostumbrado a que para entender algo debemos tener una definición. Eso nos crea un grave problema, pues nos privamos del verdadero conocimiento que no se puede expresar con palabras... No obstante mindfulness puede ser definido de acuerdo a Jon Kabat-Zinn como: “Prestar atención de un modo particular, con un fin en el momento presente y sin juzgar”. Los elementos básicos de esta definición son: atención, presente y no juzgar. La atención implica la elección por parte de la mente de forma clara y vívida, de uno o más objetos a los que tiene opción. El presente es este momento, el ahora, nuestro propio hogar interno en el cual vivimos. Es lo único real. El pasado y el futuro sólo existen como verbos, no como algo real en este momento. Y cuando nos referimos a evitar juzgar hablamos de un concepto elemental en la práctica de mindfulness, ya que nos propone evitar el juicio valorativo sobre lo que nos ocurre, sobre la manera automática que tenemos de evaluar, por ejemplo, si algo está bien o está mal, si debe ser o no, si nos gusta o disgusta; invitándonos a observar, solo observar. (*

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Mindfulness además –agregó la psicóloga– forma parte de una concepción holística del ser humano, donde la mente no debe concebirse como separada del cuerpo físico.La filosofía antigua siempre enfatizó el autoconocimiento como algo fundamental para vivir mejor. Es por esto que en psicología comienza a pensarse un modo de lograr que las personas puedan estar en el presente, aprendiendo a ser conscientes de sus procesos y de este modo utilizar esta herramienta como reguladora de, entre otras cosas, la ansiedad”.

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—¿De qué modo regula la ansiedad?

—Por medio de lo que llamamos práctica formal o informal, entendiendo que la primera implica la práctica por medio de la meditación y, la segunda, a través de la atención plena a lo que nos sucede cotidianamente. Es decir, siendo conscientes de los sucesos diarios de nuestra vida. Por ejemplo: cepillarnos los dientes con atención plena, observando cada movimiento, los sabores de la pasta dental, los olores y la textura del agua, es decir prestando atención y siendo conscientes de aquello que realizamos de manera automática, por conocimiento y costumbre.

Filosofía ancestral, práctica contemporánea

Consultada sobre los saberes, conocimientos y/o filosofías que derivan u originan la concepción del mindfulness que aplica la psicología, Luciani explicó que básicamente el centro está puesto en lo terapéutico prescindiendo de reminiscencias filosóficas, religiosas y/o prácticas vinculada al budismo que es una de sus fuentes.

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“El mindfulness actual es producto del choque de culturas, de occidente y oriente, representada en esta parte del mundo por el médico estadounidense Jon Kabat-Zinn, famoso por haber propuesto en la década de 1970 el uso de la atención plena como herramienta en el ámbito clínico, dando orígenes a lo denominado “Programa de reducción de Estrés Basado en la Atención Plena” o “Mindfulness-Based Stress Reduction” tomando los elementos terapéuticamente útiles de la meditación, investigando y aplicando en el ámbito de la ciencia aplicada, una vez separados de su papel en el budismo, filosofía que le da orígenes a la práctica”, dijo en ese sentido.

Y diferenció: “Ahora bien, ¿qué es y que no es mindfulness? Vamos a aclararlo. Según Siegel, Germer y Olendzki, autores del libro "Mindfulness: What Is It? Where Did It Come From?":

- No es dejar la mente en blanco

- No es buscar el éxtasis o la iluminación, ni apartarse de la vida

- No es escapar del dolor

- No es suprimir las emociones

- No es autoconciencia (como reflexión que juzga)

- No es una técnica de autocontrol o relajación

- Los momentos de mindfulness no son conceptuales ni verbales, ni se enjuicia la experiencia

—¿Por qué razón se interesó por la práctica de la conciencia plena o atención plena?

—Desde lo personal mi primer acercamiento al mindfulness fue en un curso de autocuidado del terapeuta el cual se ofrecía como herramienta para ser más efectivo como psicoterapeuta, siendo consciente primeramente de las sensaciones de desgaste, luego como herramienta para tener una escucha activa desde la aceptación incondicional del otro y finalmente para aplicar en los consultantes, en la psicoterapia y también a modo de taller. Pero sobre todo para poder vivirlo como una ‘filosofía de vida mindful’; es decir, siendo consciente de la cotidianeidad.

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Beneficios, según las neurociencias

Luego de este acercamiento, Luciani comenzó a investigar y a formarse en distintos espacios institucionales y universitarios de posgrado.

“Descubrí en este proceso que las neurociencias han investigado sobre los beneficios de lograr la conciencia plena, ya que quienes practican la meditación y el mindfulness han alcanzado mayor arborización dendrítica y neurogénesis a nivel estructural, es decir, se logra mayor conexión neuronal y crecimiento de nuevas neuronas. Pero sobre todo, y sin ser menor lo anterior, ofreciendo una herramienta para dejar de estar ‘en automático’, para alcanzar el beneficio de vivir las situaciones, de algún modo, con los ‘ojos de un niño’ que descubre aquello que hoy ya hemos naturalizado; aturdiéndonos con nuestro contexto, con nuestra cotidianeidad. Pero sobre para lograr tener registro de nuestra hábitat natural, es decir, de nuestro cuerpo”, explicó.

—Qué aporta el mindfulness en términos de beneficios terapéuticos y/o ampliando o profundizando estrategias para el abordaje de los problemas psicológicos?

—Beneficios, muchísimos. Aprendemos a ser conscientes, a experimentar y reexperimentar; a conectarnos con el ambiente, con las personas; entrenamos la escucha activa aprendiendo realmente a escuchar sin la necesidad imperiosa de responder; a no juzgar, a observar sin juicio valorativo, a aceptar nuestra realidad pero no a resignarnos. Nos ofrece la posibilidad de ser proactivos, de conocer nuestro cuerpo, de registrar nuestra respiración, de enseñarle a nuestra mente a no rumiar, a que permanezca en el presente, utilizando la respiración como anclaje ya que no podemos respirar el futuro, y no podemos respirar el pasado. Solo el presente.

“A nivel terapéutico –enumeró Luciani– el mindfulness aporta herramientas para regular y controlar la ansiedad mediante la oxigenación; el insomnio; para disminuir el estrés ya que reduce los niveles de cortisol.

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“Además, la gente que practica mindfulness muestra un mejor control sobre las emociones. Esta práctica colabora a reducir los niveles de cortisol por lo noche, lo cual ayuda a dormir mejor; protege el cerebro porque aumenta el tamaño de los telómeros, unas estructuras que se localizan en los extremos de los cromosomas (el ADN que se encuentra en el núcleo de una célula), que se relacionan directamente con el envejecimiento y el desarrollo de ciertas patologías asociadas a la vejez”, dijo.

“También –aseguró Luciani – potencia la capacidad de concentración ya que el entrenamiento de la conciencia y la atención plena permite dirigir de forma voluntaria los procesos mentales que permiten concentrarse mejor. Potencia la inteligencia emocional; ayuda a indagar en el interior y a mostrarse de forma auténtica. La práctica de esta disciplina mejora la autoconciencia y el autoconocimiento y colabora a evolucionar internamente. A través de la compasión (elemento que se entrena arduamente en el proceso, ya que a través de ella logramos aceptarnos, entendernos y poder ejercitar la empatía hacia el otro)”.

—¿Compasión en qué sentido?

—La compasión es una herramienta necesaria para la práctica ya que es por medio de ella podemos lograr no juzgar, no evaluar y observar sin juicio, permitiendo ser compasivos con nosotros mismos que muchas veces somos nuestros peores jueces y evaluadores.

Aplicaciones en vínculo con las psicoterapias

—La aplicación y el modo de intervenir es variada. Si se aplica en un taller grupal se trabaja sobre temas determinado. Por ejemplo, para abordar el estrés se implementa un programas de 8 semanas, en el que se comienza abordando el conocimiento del cuerpo, el registro de las sensaciones corporales, el reconocimiento de los sentidos, la lectura a través de la mirada, del gusto, de los sonidos y el tacto. El mindfulness se practica por medio de la respiración, focalizándonos y educando a nuestra mente a pensar en el registro de la respiración evitando varios pensamientos a la vez. En forma de taller, la profesional aborda los trastornos de ansiedad, la problemática del consumo de sustancias y trastornos de alimentación, ofreciendo el ‘estilo de vida mindful’ como una alternativa de control y de atención.

“Otra modalidad es a través de la psicoterapia como herramienta de autoconocimiento y de regulación, pero también en la aplicación psicoterapéutica de las herramientas; es decir, por medio de un encuentro individual donde se trabajan los conceptos de manera personalizada”, explicó.

Finalmente se aborda desde la perspectiva personal, en donde la persona aprehende a activar la conciencia plena, al hacer actividad física, al ducharme, al manejar, prestando atención a los alimentos que ingiero; entre otras aplicaciones del estilo de vida mindful y por medio de la meditaciones breves algunos días en la semana.

¿Es posible percibir sin juzgar?

¿Qué pasa a nivel psicofísico cuando se recurre al mindfulness?

—Es variado. Primero se experimenta sensación de tranquilidad, de regulación de la ansiedad por medio de la respiración. Las palpitaciones (percepción de los latidos normales del corazón) van disminuyendo y la atención focalizándose intensamente en la respiración, siendo esta el anclaje. Quien lo experimenta comienza a sentir a su cuerpo, registra los dedos de sus pies, las articulaciones, la movilidad hasta llegar a sentir la completud de sus pies, y de este modo con cada una de las partes de su cuerpo, hasta alcanzar el registro absoluto del mismo. Mientras lo hace logra focalizar la atención en esto y lleva a sus pensamientos a la “ mesa de trabajo” de la mente, entendiendo que este no es el momento de pensar, solo de registrar y sentir. La concentración aumenta y se activan todos los sentidos de un modo intenso, los olores son más fuertes, los sonidos comienzan a sentirse, las texturas, los colores y el registro de esto, se comienza a sentir sin sin juzgar si es agradable o no, si el bello o es feo, agradeciéndose por el momento de autocuidado, por permitirse conocerse, aceptar e integrarse.

—¿Es realmente posible ese nivel de concentración? Además, si experimentáramos una sensación o emoción muy perturbadoras, ¿podemos continuar con la sesión “sin juzgar”? ¿Qué pasa en esos casos?

—Al comienzo de los talleres se trabaja en psicoeducación. Se comparte la importancia de poder transitar por las emociones positivas y negativas, ejercitando este concepto de observar, más allá de que estas sean desagradables, entendiendo que el modo de revertirlas es aceptar que ellas están ahí, que están sucediendo. Es muy común que nuestra mente busque los modos de no sentir aquello que nos puede generar desagrado o tristeza, activando mecanismos de "defensa" como la negación y la justificación. Lo que aquí se plantea es enseñarle a nuestra mente que necesitamos ser conscientes de estas emociones para revertir ya que este es el modo de conocerlas, de registrarlas para poder sentirlas con menor intensidad. No se busca no sentir sino aprender a convivir con emociones que pueden ser negativas de una manera amigable. Sería utópico pensar que no vamos a estar tristes, que no vamos a sentir enojo o ira, esto nos invita que sentirla , a transitar la para revertir esa emoción desagradable.

“En cuanto a la incomodidad que uno puede sentir mediante una práctica es importante aclarar que las personas deben expresarlo y si se vuelve intolerable dar por finalizada la misma, sin embargo en mi experiencia esto solo ha ocurrido en relación a dolencias físicas. Como el dolor de espalda por ejemplo, donde el consultante ha expresado incomodidad en la postura”, enfatizó por otra parte la especialista en mindfulness

—El estilo de vida mindful invita a no juzgar y a enfocarse en uno mismo. ¿Esto no supone una pérdida de conciencia de lo colectivo, de lo social, de la solidaridad, del compromiso?

—Todo lo contrario, como dije, los preceptos del mindfulness nos invitan a ejercitar la autocompasión pero sobre todo la empatía hacia el otro. Si yo logro observar, ser consciente sin juzgar, sin mirar si el otro está cumpliendo o no con mi expectativa, habré logrado avanzar en esta práctica. Es necesario poder mirar hacia adentro y conocernos a nosotros mismos para poder interactuar sanamente con los otros, conocer nuestras limitaciones, emociones y transitar por ellas de manera asertiva para poder lograrlo con los otros.

“Una sociedad que pueda poner en práctica estos preceptos individuales lograría construir una colectivo donde reconocería al otro y a uno mismo como parte de esa sociedad. ¿Si yo puedo sentir y me permito hacerlo con mis emociones, como no voy a entender las tuyas?”, reflexionó y concluyó Merlina Luciani.

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