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Barrio Santa Rosa de Lima: el comedor vecinal entrega un 20% más de raciones

El presidente de la entidad, Miguel Verón, confirmó a Aire Digital que la demanda de familias que llegan en busca de un plato de comida por la noche es cada vez más notable. Asegura que la pérdida de las “changas” son un gran detonante.

Por Loreley Duré

Los datos oficiales del Indec aseguran que hoy una familia tipo (de cuatro integrantes) necesita $11.544,30 más que el año pasado para no caer en la pobreza, considerando que está estipulado que un hogar con este número de integrantes debe tener ingresos superiores a los $30.337,80 para poder sostener una canasta de alimentos y servicios básicos. Estas cifras exponen el impacto que están teniendo quienes no cuentan con un ingreso fijo, realidad que se vislumbra de manera considerable en los sectores más vulnerables de la ciudad de Santa Fe donde cada vez más personas ven afectada su cotidianidad por causas económicas.

Un ejemplo de esto puede verse reflejado en la pérdida de la tradicional cena familiar que tienen hoy muchos de los vecinos del barrio Santa Rosa de Lima, que deben recurrir al comedor nocturno de la vecinal para cubrir la falta de un plato de comida en sus casas; logrando así que la entidad reparta un 20% más de raciones diarias que en 2018.

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“La pérdida de las changas resultó ser un gran detonante para la mayoría de los habitantes de este barrio”, explicó en diálogo con Aire Digital Miguel Verón, el presidente de esta institución, quien aseguró que actualmente asisten vecinos que “siempre tuvieron con qué rebuscárselas, pero ahora no tienen nada”.

Con un menú estipulado que puede variar según las condiciones climáticas o por la ausencia de algún ingrediente, el comedor trabaja a cupo completo en los dos turnos de funcionamiento que tiene el espacio, alcanzando a recibir unas 350 personas de lunes a viernes.

Los platos se sirven cada día desde las 20 y hasta las 23 gracias a la colaboración desinteresada de un grupo de 12 voluntarios que manejan el trabajo de cocina y limpieza desde la mitad de la tarde y hasta pasada la medianoche. “Son jóvenes del barrio que les gusta ayudar y que lo único que reciben a cambio es la misma ración de comida que se le entrega a los demás”, afirmó Verón. Y agregó que muchos de ellos incluso tampoco tienen trabajo remunerado en la actualidad y están afectados con las mismas carencias que el resto.

En esa línea, el hombre rescató la empatía que existe entre los vecinos y remarcó que reciben a habitantes de barrios aledaños como Villa Oculta, 12 de Octubre y Barranquitas. “Acá no viene nadie que realmente no lo necesite, porque hay que rescatar que los pobres tenemos dignidad y nunca vamos a ir a pedir si podemos cubrir lo nuestro”, dijo.

Desde hace 25 años la institución ubicada en Tucumán 4550 sostiene esta iniciativa con los ingresos que percibe del Programa Social Nutricional (Prosonu) y por las donaciones de comerciantes o particulares. Estas últimas suelen variar también de acuerdo con la realidad económica del país, logrando en consecuencia que el comedor deba ajustar muchas veces sus entregas de viandas, una opción que tienen disponible para los vecinos con problemas físicos que impiden su traslado.

Estos datos no sorprenden si tenemos en cuenta que el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica informó que a finales de 2018 la población con inseguridad alimentaria severa en Argentina rondaba el 7,9%; y que existen 12,7 millones de personas con carencias importantes para su vida (medición evaluada de acuerdo con el acceso a alimentos, vivienda digna, acceso educativo, empleo, seguridad social, condiciones ambientales y servicios básicos).

El presidente de la vecinal Santa Rosa de Lima hizo un repaso por la historia de la institución y la puesta en marcha del comedor, asegurando que “la demanda fue siempre cíclica, como la economía del país”.

“Nuestro objetivo se centró desde un principio en buscar satisfacer necesidades logrando un equilibrio saludable para los vecinos, por eso buscamos completar el menú con frutas y verduras, y así como hemos tenido momentos difíciles como el 2001, donde comparativamente la crisis laboral y de donaciones era similar a la de hoy, siempre hemos logrado la continuidad”, remarcó Miguel Verón.

En ese sentido y refiriéndose a la necesidad de lograr que toda la sociedad se comprometa con los que más necesitan, Verón hizo hincapié en los niños que hoy no tienen ejemplo de trabajo en su casa y tienen negada la mesa familiar, porque a la mañana comen en la escuela y la noche en la vecinal.

“Hay que entender que el futuro de muchos pibes está en juego y en consecuencia el de la sociedad toda”, cerró.

Para contactarse con este comedor para entregar donaciones (de alimentos frescos, no perecederos, indumentaria o calzado), los interesados pueden contactarse con el celular 3424731791.

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