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Miguel Angel Broda: “El ajuste tiene que acompañarse con comedores abiertos los 7 días por 24 horas”

Conversación patria. Miguel Ángel Broda, uno de los gurúes de la city, el viernes 25 de mayo en el living de su departamento donde dio una interesante entrevista.

-Días atrás se lo vio en una foto junto a Nicolás Dujovne y colegas suyos. ¿Hacía mucho no iba a Economía?

-Con Dujovne sí. Fui varias veces en el último tiempo. Con Alfonso Prat-Gay nunca.

-¿Cómo vio al ministro?

-Contento y tranquilo.

-¿Qué les preguntó?

-Quería conocer nuestra visión sobre niveles de actividad e inflación. Nosotros, cómo sería la carta de intención con el FMI. No dijo nada.

-¿Cómo ve su figura de coordinador?

-Parece una relación directa con Macri y ya no más vía la Jefatura de Gabinete. Pero desearía una formalización del cargoy no algo ad hoc. Debería haber un DNU, de lo contrario no puede imponerse sobre Juan José Aranguren, Guillermo Dietrich o Luis Miguel Etchevehere.

“Soy hincha de Macri, pero no de su política económica. Aplaudo el rumbo, no los déficit que se generaron este tiempo”

-A usted le ofrecieron el cargo de ministro de Economía y no aceptó, ¿por qué?

-Fue en 1996, se había ido Cavallo. Les dije a Carlos Corach y Eduardo Bauzá que agarraba si Menem no iba por la re-re. Me bajé.

-¿Menem sabía de economía?

-Con Menem hablaba 90% de fútbol y 10% de economía. Yo era presidente honorario de Altanta y Menem veía hasta los partidos de Primera B. Una vez me pidió permiso para aterrizar el helicóptero en Atlanta porque iba a inaugurar la Caja de Ahorro ahí nomás. Ponía 5.000 pesos por mes de mi bolsillo para cuidar ese pasto. Le dije a Corach que no. Argentina tuvo dos chances de ser país normal: primer gobierno de Menem y esta de Cambiemos.

-¿No le gusta Macri?

-Soy hincha de Macri, pero no de su política económica. El Presidente tiene la intuición de qué reformas deben hacerse para salir de la decadencia que arrastra este país, único caso en el mundo que era rico y se convirtió en pobre. Pero en mi visión es que Macri fue tomado por un grupo del ala política que le hizo ganar muchas elecciones. Sus discursos dan en la tecla y reconocidos en el mundo…

-¿Pero?

-Macri diagnostica un problema que requiere cirugía y nunca llama al cirujano. Los desequilibrios que recibió de Cristina eran para un equipo sólido y coordinado. Y Macri dividió las áreas económicas en 22 ravioles de McKinsey. Todo porque sufrimos con Menem-Cavallo y Kirchner-Lavagna.

“Con la ida al FMI, el Gobierno ve como que iba a Rosario por la ruta 9 y se mete por colectora. Yo veo que doblamos y agarramos la 2 a Dolores”

-Volvamos a la economía. ¿Por qué dice que no es hincha de su política macroeconómica?

-Eligió una configuración equivocada. La presión del sector público nacional es 23-24% del PBI. Y la política de financiar su déficit con endeudamiento externo fue complementada con otras dos que dejaron resultados inadecuados.

-¿A qué políticas se refiere?

-A la monetaria de metas de inflación y la flotación del dólar. Un trabajo de dos economistas del FMI y presentado en el Banco Central de Chile enumera cuatro precondiciones para que un país sea exitoso en bajar la inflación con metas de inflación. Argentina no tiene ninguna de las cuatro. Es una política monetaria absolutamente incapaz de quebrar más de una década de inflación alta con atrasos en los precios relativos, con inercias inflacionarios.

-¿Y el dólar flotante?

-La flotación es un resultado de lo que uno haga en lo fiscal y monetario. Mi punto es que estas tres políticas juntas generaron el déficit fiscal y comercial mayor de los últimos 35 años y el segundo de la Historia argentina. Y los desequilibrios son sustentables igual que en una casa o empresa: se gasta más de lo que ingresa si hay financiamiento.

-¿Qué acuerdo con el FMI veremos?

-Uno para disminuir los déficits fiscal y de cuenta corriente que son 11 puntos del PBI.

-¿Y qué nos dirá el FMI?

-Mi impresión es que aceptará lo que decida la Argentina. Supongamos que el Gobierno dice suspender las retenciones, algo que yo no haría, pero el FMI sí creo lo aceptaría. Si seguimos con las metas de inflación y el BCRA transmite la sensación de que el dólar a $ 25 es caro, algo que yo tampoco comparto, tal vez ello implicaría un impuesto al turismo o una traba a las importaciones y el Fondo también lo aceptaría. ¿Por qué? Porque no podemos seguir gastando los dólares como venimos haciéndolo.

-¿Qué dirá el Fondo del Banco Central?

-De vuelta, el FMI dirá “elija usted el modelo”. Y la Argentina podrá optar por un esquema de metas o de agregados monetarios.

-¿Qué haría usted?

-Agregados monetarios. La meta de inflación no la controla el Banco Central y a Federico Sturzenegger lo juzgan por una meta que no controla. Que lo hagan por una que sí decida.

-¿Qué visión cree usted tiene el Gobierno sobre esta vuelta al FMI?

-Ellos ven como que venían por la autopista a Rosario y se desvían por un camino de tierra pero siguen yendo a Rosario.

-¿Comparte esa lectura?

-Para mi íbamos a Rosario y ahora es como que agarramos la 2 rumbo a Dolores. La política económica cambió o cambiará en torno a atacar estos dos déficit que tenemos.

“Desearía que el rol de Dujovne se formalice con un DNU. Así no puede imponerse sobre el resto de los ministerios”

-¿Por qué dice que cambió o cambiará la política económica del Gobierno? ¿En definitiva no había un plan para bajar los déficit?

-No. El Gobierno se propuso disminuir el rojo fiscal pero sin convicción para encarar lo que los argentinos gastan en los shoppings de Santiago, Miami o Punta del Este. El déficit de cuenta corriente, o sea los dólares que entran y salen, muestra un exceso de gastos.

-¿Y qué pasó?

-El resto del mundo se avivó de que nos financiaban para vivir así.

-¿Y qué hay con el déficit fiscal?

-Hubo un compromiso de bajarlo Seamos claros. En 2016 y 2017 no hubo ajuste fiscal. El ajuste arranca al final del año pasado. Sin duda están haciendo algo ahora y es loable. Hay que reconocerlo. Pero pudo haber sido tardío y ahora habrá qué ver cómo sigue.

-¿Cuánto será la inflación este año?

-Depende del acuerdo con el FMI. Si hago un promedio me da 26% anual a diciembre. La inflación sólo bajará si entramos en recesión.

-¿Y el dólar a fin de año?

-Entre $ 27 y $28. Pero ojo, es el pronóstico más difícil y aleatorio. En mi opinión este dólar de $ 25 debe ser al menos el piso que tengamos en diciembre. La tasa de devaluación debe ser igual o similar a la de inflación hasta entonces. Tenemos un desequilibrio externo grande, no podemos pedir prestado para vaciar los shopping de Santiago. Creo que lo mejor es mantener un tipo de cambio real de por lo menos $ 25.

-Le van a decir que se parece a los heterodoxos y estructuralistas que piden dólar alto.

-Acá no se trata de ortodoxia o heterodoxia. Y en todo caso no veo la diferencia. Hablo de un diagnóstico profesional, aunque sé que los economistas del Gobierno tienen otra visión. Si en lugar de mirar la deuda externa o los servicios en términos del PBI, medimos las fuentes de largo plazo para conseguir dólares vía exportaciones, Argentina está complicadísima. Exportamos 11% del PBI.

-¿Le preocupan las Lebac?

-No. No vamos a tener una entrada de dólares que obligue al Banco Central a expandir la base monetaria y ese stock caerá.

-Cálculos preliminares del equipo económico señalan que el crecimiento este año será entre 1,5% y 2% este año, ¿qué piensa usted?

-De acá a las elecciones veo una política económica de evitar daños mayores. Del segundo trimestre de este año al cuarto firmo el cero de crecimiento. ¿Y el año que viene? Dependerá mucho de lo que hagamos con el FMI. Este año creceremos cerca de 1,5% en promedio, supongamos 1% en 2019. Estamos en un proceso donde la reactivación cíclica termina y la economía se desacelerará sin lugar a duda. Pero es prematuro hablar de recesión.

-¿Macri gestiona una década perdida?

-En 2019-2020 tendremos un producto por habitante que será 4 o 5% menor al de 2011. Y la inflación no muy diferente a la de Cristina. Pero ojo, eso no quiere decir que no se haya cambiado la organización económica.

-¿Entonces se estará mejor?

-Por un lado sí. Vuelvo a repetir, veo muchas cosas buenas de Macri. Cambiar el rumbo, ingresar al mundo, eliminar regulaciones, evitar un Rodrigazo, quitar impuestos a las exportaciones, salir del default. También algunas reformas del Estado muy buenas como el Pami.

-¿Y por el otro lado?

-Faltan corregir los precios relativos. El 70% del esfuerzo de bajar de 3,8% de déficit fiscal a 2,5% este año consistió en la disminución de los subsidios para lo cual, si se quiere seguir bajando el déficit, hay que seguir ajustando tarifas tanto en 2018 como 2019. Además habría que anunciar otro aumento de transporte.

-O sea que el ajuste no terminó este año

-No. La llave del ajuste para 2018 es que las tarifas se sigan corrigiendo en el segundo semestre. ¿Será menos que el ajuste del primer semestre? Posiblemente sí, pero no será cero. Con la aceleración de la inflación y con un dólar más alto, vamos a una inflación levemente superior a la del año pasado.

-¿Y las consecuencias de ese ajuste?

-No podemos correr el riesgo de no seguir corrigiendo tarifas con tal de que la inflación sea más baja en uno u otro mes. Acá no se trata sólo de ‘dar’ precios para que los privados inviertan. Se trata de hacer un ajuste fiscal en serio, creíble. Mire, yo veo que vienen tiempos difíciles para la Argentina y lo que el Gobierno tiene que asegurarse es que la gente coma, para decirlo de algún modo. La búsqueda de disminuir los desequilibrios básicos tiene que estar acompañado por comedores abiertos 7 días por 24 horas. Esta economía lleva 7 trimestres de recuperación y tenemos este grado de conflicto e insatisfacción. Habrá gente que sufrirá el ajuste de los precios de los alimentos.

-¿Habrá incertidumbre hasta 2019?

-Depende del programa con el FMI y como recupere el agro. La pregunta que más me hacen los políticos es cómo será el primer y segundo semestre de la economía en 2019.

-¿Y qué les responde?

-Que no me da el bocho. Esperemos ver 2018.

-¿Cómo ve su profesión de hacer pronósticos de economía: dólar, tasas, inflación?

-Tiende a desaparecer. Me siento un poco el precursor de esto en Argentina. Por mi estudio pasaron Santángelo, Melconian, Secco, Espert, Milei, Giacomini, Graziano, entre otros.

-Señaló que los economistas del Gobierno tienen “otra visión”, ¿qué quiere decir?

-Tienen una visión donde el producto y el crecimiento serán generosos. Pero la verdad es que no tenemos la base para crecer 20 años al 3,5%. Esperar que los desequilibrios se resuelvan por la tasa de crecimiento no es lo adecuado: son las disminuciones de los dos déficit lo que permitirá salir de la decadencia.

Miguel Angel Broda cuenta que se hizo hincha de Atlanta por un tío suyo. Hoy es fanático. Fue presidente honorario del club cuando estuvo a punto de ir a la quiebra y quedar fuera de la AFA. “Soy la única persona que sacó de una quiebra una sociedad civil, pero me costó mucho trabajo”, cuenta. Dice que lo que no logró en dos años de trabajar de ocho de la mañana a siete de la tarde, sí lo consiguió Julio Humberto Grondona en un sólo día de reunión con un juez: evitar la desafiliación.

Broda se entristece cuando cuenta que “es injusto que yo tenga que ir a esa cancha con guardia”. Por el otro, se le iluminan los ojos cuando confiesa que su hijo, Christian, un economista en sus cuarentas que vive y trabaja en Nueva York, sigue los partidos desde allá por Internet. “A mi hijo lo hice socio cuando nació. Pero un día a los 8 años saliendo de la cancha de Huracán me dijo que tenía mejores cosas que hacer que ver Atlanta. Se hizo de River. Pero hace dos que ve todos los partidos de Atlanta por Internet desde Estados Unidos”.

Este economista de la UCA y Chicago tiene una máxima del fútbol. “El que no lo vivió no sabe qué pasa adentro”. Así justifica y le hace honor a esa frase. “Un día me encuentro a toda la barrabrava atrás de uno de los arcos haciendo un agujero. Era inmenso. “¿Qué están haciendo?”, les pregunto. “No podemos decirle”, me responden. Al otro día los veo igual. Les digo: “Fenómeno muchachos, no ingresan más al club”. Entonces viene uno y me dice: “Mire doctor, con todo respeto pero en ese arco donde estamos haciendo el agujero se hace un gol mientras en el otro se hacen cuatro. Lo tenemos contado. Y acá hay personas enterradas, fanáticos de Atlanta, y en el otro arco no”. Había unas 30 bolsitas de hinchas ahí enterrados. Sacamos todo. Desde ese día hubo igual cantidad de goles en los dos lados”.

Su ciclo de charlas sobre la coyuntura de la economía es un clásico de la city. Lleva más de 30 años consecutivos. Son casi tres horas de repaso pormenorizado de las principales variables económicas y políticas. Aquí cuenta cómo arrancó: “Trabajaba como coordinador de los centros de investigaciones económicas de Bunge & Born en todo el mundo. Vivía en San Pablo. Coordinaba a 68 países, recuerdo que en Argentina el director era Orlando Ferreres. Me di cuenta que había un espacio para hacerle el bocho a los ejecutivos: en vez de calcular cuanto iba a estar el dólar o la inflación tenían que dedicarse a ganar plata mientras yo hacía esos números. Además, había espacio en Argentina: acá los economistas quieren ser ministro y no asesoraban a personas que tomaban decisiones”. Broda arrancó analizando la coyuntura argentina a mediados de los 80.

Por su estudio pasaron Rodolfo Santangelo, Carlos Melconian, Luis Secco, José Luis Espert, Walter Graziano, entre otros. “Siento que la profesión de consultor se niveló para abajo. Hay economistas que en vez de hacer los números sólo leen los diarios. Esta profesión tiende a morar, nos reemplazarán los robots”.

Miguel Angel Broda nació en 1942. Es economista graduado por la Universidad Católica Argentina. Luego trabajó en el Instituto Di Tella. Pasó por la Universidad de Chicago de 1967 a 1972 y de ahí fue a la Universidad de San Pablo y, más tarde, a Bunge & Born (San Pablo).

Regresó a Buenos Aires para trabajar en la Secretaria de Comercio, a principios de los ochenta. Allí fue Director Nacional de Investigaciones Económicas. Comenzó a hacer entonces un boletín l que luego transformaría en Carta Económica, un newsletter. Luego vino Estudio Broda.

Un proyecto: Convencer a los argentinos que vivimos en decadencia.

Un desafío: Que perdure el Estudio Broda en el tiempo.

Un recuerdo: Hace unos días, cuando gracias a mi hijo la Universidad Di Tella inauguró un aula con mi nombre.

Un líder: Dos. Winston Churhill y Barack Obama.

Un prócer: José de San Martín.

Una sociedad: Varias de las europeas.

Una comida: Asado al asador.

Una bebida: Vino tinto.

Un placer: Ver ganar cualquiera de mis caballos de carrera.

Un libro: La Teoría General de John Maynard Keynes (“soy de Chicago pero Keynes es el padre fundador de la macroeconomía”)

Una película: El Padrino I, II y III.

Un sueño: Ver a Atlanta en la Primera A y que la decadencia económica de la Argentina se revierta.

www.Clarin.com

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