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Economía

Tras devaluación, el Gobierno espera “desaceleración” de la economía en los próximos meses

Los efectos de la reciente crisis cambiaria, potenciados por una fuerte sequía en el sector agropecuario, comenzaron a tener impacto en las estimaciones oficiales de crecimiento para este año. Sin todavía proyectar cifras concretas, en el Gobierno ya admiten que “la economía probablemente se desacelere en los próximos trimestres”, y que el crecimiento será inferior al 3,5%, proyectado en el Presupuesto 2018, e incluso al 3% recalculado en marzo por Hacienda de manera informal.

Así lo aseguró el jueves el secretario de Transformación Productiva, Lucio Castro, al presentar los datos del Monitor Económico de mayo, en una rueda mini de prensa.

El crecimiento proyectado “obviamente será afectado, pero todavía es muy aventurado para dar una estimación”, de este año, indicó Castro, aunque las consultoras privadas ya lo ubican en torno al 2%, e incluso algunas se animan a proyectar números por debajo de ese nivel.

“Hacer futurología con respecto a cómo se va a comportar el PBI en cada trimestre me parece que todavía es muy apresurado, depende de la pérdida de la cosecha de soja, cómo será la de trigo, y cuál será el número final de crecimiento de Brasil”, argumentó el funcionario, quien destacó el andar de la economía “venía de un primer trimestre muy positivo desde el punto de vista del PIB y el empleo”.

Lo cierto es que los últimos datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), publicados por el INDEC el último martes, ya mostraron una desaceleración, fundamentalmente explicada por la intensa caída del agro (-5,5%): la actividad registró en marzo un avance de solo el 1,4% interanual, muy por debajo del 5% alcanzado en febrero.

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Claramente las condiciones de la economía mundial mutaron en los últimos meses para la Argentina, fuertemente dependiente del financiamiento externo ante el gradualismo fiscal que lleva adelante la administración macrista. “Estamos en un contexto mundial que cambió, más volatilidad financiera, que impactó en la Argentina en el mercado cambiario, lo que afecta las expectativas para este año”, dijo Castro.

Más allá de un eventual pronóstico a la baja, en el Ministerio de Producción subrayan que todavía “encontramos una economía en crecimiento, creando empleo, y que tiene condiciones que no ha tenido en el pasado, como un régimen macroeconómico con un tipo de cambio flotante, una economía en la cual el sector privado tiene un bajo nivel de endeudamiento”.

A su vez “la resolución de la turbulencia cambiaria” y el retorno a las negociaciones con el FMI generan “condiciones de certidumbre para las metas del Gobierno”. “Ahora estamos en una redefinición de las metas, sobre todo las del programa fiscal, pero creemos que están dadas las condiciones para crecer este año”, resaltó.

En ese sentido, Castro explicó que el crecimiento previsto de Brasil (2,5%, según el Banco Central de ese país), más la cosecha de trigo, la construcción y el sector, fundamentalmente el automotriz, impactarán positivamente en otros sectores. “La buena noticia es que llegaron las lluvias, lo que impulsará de forma positiva en la cosecha de trigo en la segunda parte del año”, dijo, aunque reconoció que “no va a llegar a compensar el efecto de la sequía”.

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El sector de la construcción sigue siendo uno de los motores de la economía, que acumula 7 trimestres de crecimiento, fundamentalmente a partir del impulso de la obra pública. Sin embargo, la turbulencia cambiaria, y “un contexto de consolidación más estricto (sobre todo por un recorte anunciado por el Gobierno para ajustar las metas fiscales)”, podrían afectar su performance, afirmó el secretario de Transformación Productiva.

El paper difundido a la prensa resalta que el sector “creció en marzo y lleva 13 meses de incrementos consecutivos, el período más prolongado de expansión desde 2011.

Abril registraría un nuevo incremento”. La cuestión a monitorear es qué pasará a partir de mayo, en una actividad con fuerte generación de empleo. “Igual creemos que el sector que va a continuar creciendo, de la mano de la obra pública (que ya está en ejecución), y por otro lado, con un contexto de mayor estabilidad en lo financiero, que le de impulso al crédito hipotecario”.

Como se sabe, la fuerte devaluación del peso da impulso a todos los sectores transables o exportables, tanto de bienes como de servicios. Sin embargo, a la vez provoca un freno en otros sectores, sobre todo en aquellos que dependen de insumos importados, aunque no son los únicos. “Probablemente los sectores que se vean perjudicados son aquellos que ya venían registrando una caída importante en la producción y también en el empleo, vinculados a la industria sobre todo al mercado interno, como textil y calzado”, sostuvo Castro.

La decisión del BCRA de llevar la tasa de referencia al 40% para combatir la inflación, y sobre todo de corto plazo evitar el traslado de la devaluación a precios, tiene claras implicancias en el costo de financiamiento para el sector privado. “Para algunas empresas puede ser problemático y estamos viendo alternativas con el banco BICE y otras entidades financieras públicas para poder palear esa situación”, afirmó el funcionario.

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En ese punto, desde el Gobierno insisten en diferenciar el consumo masivo, del consumo de bienes durables, que se mantiene en niveles récords (previo a mayo). “El consumo masivo cae en todos los niveles socioeconómicos, salvo en la base de la pirámide, según los últimos datos disponibles.

Me parece un poco apresurado ver cómo va a evolucionar ese mix de consumo en los próximos meses. En un escenario de incertidumbre, como el que pasamos, muchas veces se frenan decisiones de consumo y en algunos casos muy extremos de inversión”, concluyó.

Fuente: Ámbito Financiero

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